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Rococó,  clasicismo y  romanticismo







                     alto.  El abandono en el Universo es en él una voluntad de dominar,


                     no un dejarse dominar.  El  mundo regido por la poesía y los poetas



                    es considerado el  más alro, el más  puro, el más divino, y  io divino


                     mismo parece no tener otros criterios que los que derivan de la poe­


                     sía.  Es  cierto que  la  imagen  del  mundo  de  Shelley,  de  acuerdo  to­


                     talmente con  Friedrich  Schlegel y  con el  romanticismo alemán,  se



                     basa en una mitología, pero en esta mitología no cree ni siquiera el


                    propio poeta.  Aquí ia  metáfora se  convierte en  mito,  y  no  el mito


                     en  metáfora, como en  los griegos.  Sin  embargo,  también  esta  mi-



                     tologización  es  simplemente  un  vehículo  de  fuga  ante  la  realidad


                     ordinaria,  común  y  sin  alma,  un  puente que lleva a la propia pro­


                     fundidad  espiritual  y  a  la  sensibilidad  del  poeta.  Es  también para


                     el poeta un simple medio de llegar a sí mismo.  Los mitos de la an­



                     tigüedad clásica surgían de  una simpatía y una relación con la rea­


                     lidad;  la  mitología  del  romanticismo  surge de sus  ruinas,  y  hasta


                     cierto  punto  es  un  sustituto  de  la  realidad.  La  visión  cósmica  de



                     Shelley gira en torno a la idea de una gran lucha, que se extiende a


                     todo el mundo,  entre los principios del bien y del  mal, y represen­


                     ta ia monumentalización  del  antagonismo político  que  constituye


                     la más profunda y decisiva experiencia del poeta. Su ateísmo, como



                     se ha dicho, es más bien una rebelión contra Dios que una negación


                     de Dios;  combate a un opresor y a un tirano 21í.  Shelley es el rebel­



                     de nato que descubre en todo lo legítimo, constitucional y conven­


                     cional la obra de una voluntad despótica, y para el que la opresión,


                     la explotación,  la violencia, la estupidez,  la fealdad, la mentira,  los


                     reyes,  las  ciases  dominantes  y  las  iglesias  constituyen  una  fuerza


                     compacta total  con el Dios de la Biblia.  El carácter abstracto e in­



                     consciente  de  esta  concepción  muestra  del  modo  más  claro  cuán


                     cerca están entre sí los poetas ingleses y alemanes.


                               La histeria antirrevolucionaria ha envenenado ahora la atmós­



                     fera intelectual en que los escritores ingleses del siglo XVIII se ha­


                     bían  desarrollado  libremente;  las  manifestaciones  intelectuales de


                     la época adoptan rasgos irreales, ajenos y negadores del mundo, que


                     eran totalmente extraños a la literatura inglesa anterior.  Los poetas



                     mejor  dotados  de  la  generación  de  Shelley  no  encuentran  acepta-



                               2H  H.  N .  Brailsford, Shelley,  Godtvin and tbeir Cirde,  1913, pág.  226.





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