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Rococó, clasicismo y romanticismo







                   gen en  la ambigüedad  de  la actitud  romántica ante  la vida,  y  sur­


                   gió  indudablemente  del  sentimiento  de  insatisfacción  religiosa



                   pero, principalmente en Byron,  se convirtió en  una burla de todas


                   las cosas sagradas veneradas por la burguesía.  La diferencia entre la


                   aversión de la bohemia francesa a la burguesía y la actitud de Byron


                   consistía en que el anticonvencionalismo plebeyo de  Gautier y  sus



                   seguidores representaba un ataque desde abajo, y el inmoralismo de


                   byron, por el contrario, venía desde arriba. Toda manifestación más

                                                                                                                    ft
                   o  menos  importante  de  Byron  delata  el  esnobismo  ligado  a  sus



                   ideas liberales, y  todo testimonio revela en él al aristócrata que  tal


                   vez no está ya firmemente arraigado en su posición social, pero que


                   sin  embargo  conserva  la pose  de  su  clase.  Sobre  todo  el  apasiona­


                   miento histérico con que en sus últimas obras truena contra la aris­



                   tocracia  que  le  ha  excomulgado,  muestra  cuán  profundamente  se


                   sentía ligado a esta clase y cómo ésta, a pesar de todo,  ha conserva­


                   do ante él autoridad y atracción 216.  «La muerte no es un argumen­



                   to», dice Hebbel en alguna parte. Byron, de cualquier modo, no ha


                   probado  nada  con  su  muerte  heroica,  A  pesar  de  las  convicciones


                   revolucionarias del poeta, no fue la suya una muerte apropiada. By­



                   ron cometió el suicidio mientras  «el equilibrio de su mente estaba


                   alterado», y murió «con pámpanos en el cabello», como quería mo­


                   rir Hedda Gabler.



                             Con  las  inclinaciones  aristocráticas  de  Byron  hay que  relacio­


                   nar también el hecho de que reconociese siempre la concepción ar­


                   tística clasicista y de que Pope fuera su poeta favorito. Wordsworth


                   no le agradaba a causa de su tono sobriamente solemne y prosaica­



                   mente lleno de untuosidad, y despreciaba a Keats por su  «vulgari­


                   dad».  Este  ideal  artístico  clásico  correspondía  también  al  espíritu


                   altanero y  burlón y  a  la forma  juguetona  de  la  obra de  Byron,  so­


                   bre todo ai tono de charla desenfadada en Don Juan.  La relación en­



                   tre la fluidez de su estilo y la dicción poética  «natural»  de Words­


                   worth  es  innegable,  a  pesar  de  todo;  ambas  son  síntomas  de  la


                   reacción  contra  la  manera  expresiva patética y  retórica  de  los  si­


                   glos XVII y XVIII. La meta común era una mayor flexibilidad del








                             2,6  H.  Y.  C.  Griersoti, The Background ofEnglish Literature,  1925, págs.  167 sig.






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