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Rococó, clasicismo y romanticismo







                  go  nuevos  ingenios  y  elevándolos  frecuentemente  por  encima  de



                  sus  maestros.  Basta  con  pensar  en  Pushkin  y  en  Balzac  para  ha­


                  cerse  una  idea  de  la  extensión  y  fecundidad  de  esta  escuela.  La


                  moda de Byron fue quizá más febril y más sorprendente, pero la in­



                  fluencia de  Scott,  que  ha sido  designado  como  «el  escritor de  más


                  éxito  del  mundo»  21i!, fue más  sólida y más profunda.  De él  partió


                  la  renovación  de  la  novela  naturalista,  el  género literario  moderno


                  por excelencia, y con ella la transformación de todo el moderno pú­



                  blico lector.


                            El número de lectores estaba en Inglaterra en constante creci­



                  miento desde principios del  siglo XVIII.  En este proceso de creci­


                  miento pueden distinguirse  tres  etapas:  la que comienza alrededor


                  de  1710 con las nuevas revistas y culmina en las novelas de media­


                  dos  de siglo;  el  período de  la novela  de  terror seudohistórica,  des­



                  de  1770 hasta  1800;  y la fase de  la moderna novela naturalista-ro­


                  mántica, que comienza con Walter Scott.  Cada una de estas épocas


                   mostró un considerable aumento del público lector.  En  la primera


                   fue  ganada  para  la  literatura profana  sólo  una parte  relativamente



                  pequeña de la burguesía,  gente que hasta entonces no leía libro al­


                  guno  o  a  lo  sumo  leía  productos  de  la  literatura  devota;  en  la  se­


                  gunda se aumentó este público con amplios sectores  de  la burgue­



                  sía que se iba enriqueciendo, y principalmente con mujeres; y en la


                   rercera se allegaron elementos que pertenecían en parte a los estra­


                   tos altos y en parte a  los  bajos  de  la burguesía, y que buscaban  en


                   la novela tanto distracción como enseñanza. Walter Scott consiguió



                  alcanzar  con  los  métodos  más  escogidos  de  los  grandes  novelistas


                  del  siglo  XVIII  la popularidad  de  la  novela  terrorífica y  sensacio-


                   nalista.  Popularizó  la  descripción  del  pasado  feudal  que  hasta  en­



                   tonces constituía lectura exclusiva de las clases superiores 219, y ele­


                   vó al  mismo  tiempo  la  novela  sensacionalista  seudohistórica  a  un


                   nivel auténticamente literario.


                             Smollet fue el último gran novelista del siglo XVIII. El desa­



                   rrollo maravilloso que correspondió en la novela  inglesa a las con­


                   quistas  políticas  y sociales de la burguesía se paraliza alrededor de





                             21HW.  P.  Ker, Collected Essays,  1 9 2 5 ,1, pág.  164.

                             219 Henry A.  Beers, op.  át.,  pág.  2.





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