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Historia social de ia literatura y el arte
nían sus clientes fuera de los círculos cortesanos no se esforzaban
demasiado por lograr el reconocimiento oficial y cultivaban los pe
nis genres, que, aunque teóricamente se tenían en menor estima,
prácticamente eran más solicitados. A éstos pertenecían también
las fetes galantes, que desde el principio tenían aceptación por parte
de un círculo más liberal que el de la corte, si bien los interesados
en esta clase de cuadros representaron ya por poco tiempo 1a parte
de público artísticamente más progresista.
Sin embargo, la pintura continúa con los temas eróticos m u
cho tiempo después de que la literatura, y sobre todo la novela,
como arte más movible y, por razones económicas, más popular, se
ha vuelto a motivos de validez más general. El libertinismo del si
glo encontró efectivamente en la literatura también sus represen
tantes en Choderlos de Lacios, Crébillon hijo y Restif de la Bre-
tonne, pero no desempeñó un papel de importancia en los restantes
novelistas de 1a época. Marivaux y Prévost, a pesar de la audacia de
sus temas, no buscan un efecto crasamente erótico. Mientras que
en la pintura la conexión con las clases superiores sigue existiendo
temporalmente, la novela se acerca al concepto del mundo de las
clases medias. El primer paso en esta dirección lo señala el tránsito
de la novela caballeresca a la novela pastoril, con el que se expresa
ya la renuncia a determinados elementos novelescos medievales. La
novela pastoril trata auténticos problemas de la vida, aunque en un
ámbito totalmente ficticio, y describe personajes contemporáneos,
aunque con atuendo fantástico: desde el punto de vista histórico,
éstas son características importantes que señalan hacia el futuro.
Teniendo en cuenta, además, que la acción, sobre todo en D ’Urfé,
se torna históricamente localizada, la novela pastoril se acerca al
realismo moderno 31. Pero lo más importante con relación al desa
rrollo posterior es que D ’Urfé escribe la primera auténtica novela de
amor. El amor surge como tema en la novela antes de ahora, natu
ralmente, pero no hay antes de D ’Urfé una obra literaria de gran ex
tensión cuyo objeto propio fuera el amor. Es ahora cuando el tema
amoroso en la novela, lo mismo que en el drama, se convierte en
il G. Lanson, op. c i t pág. 374.
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