Page 331 - Hauser
P. 331
Historia social de la literatura y el arte
vela «histórica», o sea una novela cuyo héroe es el tiempo en un
doble sentido. En primer lugar, el tiempo aparece como elemento
que determina y anima las figuras, y en segundo lugar, como prin
cipio que las consume, las extermina y las devora. El tiempo crea
dor y productor fue descubierto por el romanticismo; el tiempo co
rruptor, socavador y aniquilador de la vida y de los hombres fue
descubierto en la lucha contra el romanticismo. La experiencia de
que, como dice Flaubert, «en la vida no hay que temer las grandes
desgracias, sino las pequeñas» 102, de que nosotros, en otras pala
bras, no perecemos por obra de nuestras más grandes y estremece-
i
doras desilusiones, sino que vamos languideciendo lentamente con
nuestras esperanzas y nuestras ambiciones, es el hecho más triste
de nuestra existencia. Este languidecer paulatino, imperceptible e
irresistible, esta silenciosa ruina de la vida que ni siquiera produce
el efecto final de las grandes e imponentes catástrofes, es la expe
riencia en torno a la que gira La educación sentimental, y con ella
prácticamente toda la novela moderna; esta experiencia, como con
secuencia de su carácter no trágico, e incluso no dramático, sólo
puede ser presentada en forma narrativa. La posición privilegiada
de la novela en la literatura del siglo XIX se explica ante todo por
la circunstancia de que el sentimiento de que la vida está siendo
triviaiizada y mecanizada de manera irresistible, y el concepto del
tiempo como poder destructor, se han apoderado por completo de
la mente de los hombres. La novela extrae su principio formal del
concepto del tiempo destructor y corruptor de la vida, así como la
tragedia deriva el principio de su forma de la idea del destino in
temporal que destruye al hombre de un golpe. Y así como el hado
posee en la tragedia una grandeza sobrehumana y un poder meta-
físico, así también el tiempo adquiere en la novela una dimensión
monstruosa, casi mítica. Flaubert descubre en La educación senti
mental -y en esto consiste la significación histórica de la obra- la
presencia constante del tiempo presente y pasado de nuestra vida.
Es el primero en darse cuenta de que las cosas, en su relación con
el tiempo, modifican también su sentido y su valor, que pueden
102 C orrespI, pág. 289.
332