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Historia social  de la literatura y  el  arte







                   poder  y  su  dominio,  están  poseídas  con  frecuencia  por  el  senti­



                    miento angustioso de su  ruina inminente.  En las clases oprimidas,


                   pero que tienen fe en su ascenso,  el pesimismo sobre el presente se


                    une con un optimismo sobre el futuro.  En  los  estratos condenados



                   a  la  decadencia,  la  idea  del presente y  la del futuro  es  igualmente


                   contradictoria,  pero  los  signos  son  opuestos.  Por  eso  Zola,  que  se


                   siente  solidario  con  los  oprimidos  y  explotados,  juzga  el  presente


                   de  manera totalmente pesimista, pero con  respecto al futuro  no se



                   siente en modo alguno desesperanzado.  Este antagonismo coincide


                   también con su concepto científico del mundo.  Es, como él mismo


                   explica,  determinista,  pero  no  fatalista;  dicho  de  otro  modo:  es



                   completamente consciente del hecho de que los hombres en su ha­


                   cer y  su  dejar de  hacer dependen de  las condiciones  materiales  de


                   su  existencia, pero no cree que estas condiciones sean  inalterables.



                   Acepta  sin  limitaciones  la  teoría del  medio de Taine,  e  incluso la


                   exagera,  pero  considera como auténtica  tarea  y  objetivo absoluta­


                   mente realizable de las ciencias sociales el transformar y mejorar las


                   condiciones  externas  de  la  vida  humana,  planificar  la  sociedad,


                   como diríamos hoy 1(M
                                                                  .


                              Todo el pensamiento científico de Zola tiene este carácter uti­


                   litario y está lleno del  espíritu  reformista  y  civilizador de  la Ilus­



                   tración.  También su psicología se dirige a objetivos prácticos;  está


                   al servicio de una higiene espiritual y procede de la doctrina de que


                   incluso las pasiones, tan pronto como se comprende su mecanismo,


                   pueden ser influidas. El cientificismo propio del naturalismo alcan­



                   za en Zola su punto culminante.  Hasta ahora los representantes del


                   naturalismo consideraban  a  la ciencia  como auxiliar del  arte; Zola


                   ve  en el  arte  un  servidor de  la  ciencia.  También  Flaubert  cree que



                   el arte ha alcanzado un estadio científico en su evolución, y se preo­


                   cupa  no  sólo  de describir la  realidad  a  tenor de  la  más  meticulosa


                   observación,  sino  que  acentúa  el  carácter  científico  y  principal-


                   mente  médico  de  sus  observaciones.  Pero  no  reclama  nunca otro»



                   méritos  que  los  artísticos,  en  contraste  con  Zola,  que  quiere  ser


                   considerado como investigador y cimentar su reputación como nr«







                              lM Émiie Zola,  Le román experimental,  1880, 2.a ed., págs.  24 y 28.
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