Page 338 - Hauser
P. 338

Naturalismo e  impresionismo







                     las  distracciones  públicas,  su  placer  de  ver  y  ser  vistas  hacen  del


                     teatro el arte representativo de la época. Ninguna sociedad anterior



                     ha  encontrado  tal  deleite  en  el  teatro,  y  para  nadie  ha  significado


                     tanto un estreno como para el público de Augier, Dumas hijo y Of-


                     fenbach l0°.  La  pasión de  la clase  media por  el  teatro  es  altamente



                     satisfactoria para aquellos que configuran la opinión pública; están


                     orgullosos  de  mantener  el  entusiasmo  de  ésta  y  se  sienten  refren­


                     dados  en  sus criterios de valor estético.  El análisis del  público por


                     Sarcey,  el  crítico  dramático  más  influyente de  la época,  está  indu­



                     dablemente relacionado con esta tendencia.  Por ello, no sólo es por


                     relación  al  progreso general  de  las  ciencias  sociales  y  a  la  concen­


                     tración del  interés en  los  fenómenos  intelectuales colectivos por lo



                     que él afirma que el público es  la esencia del teatro, y que uno po­


                     dría más fácilmente imaginarse una obra representada sin cualquier


                     otra cosa antes  que sin público107.  Para Sarcey,  el  principio de que


                     el público  tiene siempre razón es el  criterio de toda crítica,  y él se



                     atiene a esta piedra de toque, aunque sabe perfectamente que el an­


                     tiguo  público  culto  se  ha  desintegrado  ya  y  que  de  los  antiguos


                      «habituales»,  entre  los  cuales  había  un  verdadero  acuerdo  en  el



                     gusto,  sólo queda un pequeño grupo de aficionados teatrales cons­


                     tantes:  el público de los estrenosl08.  Sarcey  considera que  los cam­


                     bios sociales que han creado el público teatral de la metrópoli mo­


                     derna son un proceso relativamente  nuevo que se desarrolla dentro



                     del marco de la misma burguesía. El rápido incremento de este pú­


                     blico  como  resultado  del  desarrollo  del  ferrocarril,  que posibilita


                     al público de provincias y del extranjero afluir a París y sustituir al



                     círculo relativamente homogéneo de los antiguos  «habituales»  por


                      la sociedad heterogénea de visitantes ad hoc,  fenómeno que atrae la


                     atención  de  otros  círculos  contemporáneos,  además  de  Sarcey,  los


                     cuales  lo consideran como la razón  más  importante del cambio de



                     estilo en el dram a10y, señala, sin embargo, sólo la última etapa, pero



                                306  André Bellessort,  La Société frangaise sous le Second Empire.  en  «La  Revue  Heb-


                     domadaire»,  1932,  12, págs.  290,  292.

                                107  Francisque Sarcey, Quarante ans de tbédtre,  I,  1900, págs,  120,  122.

                                108  Ib id,  págs.  209-212.


                                109 J "J' Weiss, Le théatre et  les  moeurs,  1889, págs.  121  sig.  Cf.  Renán,  Prólogo a

                     Drames philosophiques,  1888.






                                                                                        339
   333   334   335   336   337   338   339   340   341   342   343