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Historia social de ía literatura y el arte
rrió que había demasiados pocos especialistas en las industrias que
arraigasen en las viejas tradiciones de la artesanía.
Morris compartía los prejuicios de Ruskin sobre el tema de la
producción mecánica, lo mismo que su entusiasmo por la artesa
nía, pero reconoció el valor de la máquina de manera mucho más
progresista y racional que su maestro. Echó en cara a la sociedad de
su época usar mal las invenciones técnicas, pero ya sabía él que en
ciertas circunstancias éstas podían resultar una bendición para la
hum anidad131. Su optimismo social no hizo sino acrecentar su es
peranza en el progreso técnico. Morris define el arte como «expre
sión humana de la alegría en el trabajo»132; para él, el arte no es sólo
una fuente de felicidad, sino ante todo el resultado de un senti
miento de felicidad. Su valor real consiste en el proceso creador; en
su obra, el artista goza de su propia productividad, y es la alegría
de la obra la que es artísticamente productiva. Esta autogénesis del
arte es bastante misteriosa y contiene una fuerte dosis de rousseau-
nianismo, pero no es en modo alguno ni más mística ni más ro
mántica que la idea de que las técnicas mecánicas significan el fin
del arte.
Los fenómenos sociales que ocupan a los críticos de arte y de
la sociedad en la época victoriana forman también el tema de la
novela inglesa de la época. Ésta gira siempre alrededor de lo que
Carlyle llamaba el problema de la «situación de Inglaterra», y
describe la situación social que surgió con la revolución indus
trial. Pero se dirige a un público más heterogéneo que la crítica
de arte de la época; es más variado y habla un lenguaje más colo
rista y menos remilgado; quiere interesar a estratos sociales a los
que las obras de Carlyle y Ruskin nunca habían llegado, y ganar
se lectores para quienes las reformas sociales no son meros proble
mas de conciencia, sino cuestiones de im portancia vital. Pero
como tales lectores son todavía una minoría, la novela sigue ba
sándose principalmente en los intereses de las clases alta y media
de la burguesía, y proporciona una salida a los conflictos morales
en que están mezclados los vencedores de la lucha de clases. El es-
131 Ibid,, pág. 228,
132 Wi 11 iam Morri s, A rt under Plutocracy, 1883.
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