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Historia social de la literatura y el arte
bros que estaba fundamentalmente de acuerdo con la introducción
de novelas en episodios y tuvo resultados similares, tanto en el
campo sociológico como en el artístico. El retorno a la forma pica
resca de la novela fue sólo uno de estos resultados.
Dickens, cuyos éxitos significaban también el triunfo del nue
vo método de publicación, disfruta de todas las ventajas y sufre todos
los inconvenientes que van unidos a la democratización del consu
mo literario. El constante contacto con amplias masas de público
le ayuda a encontrar un estilo que es popular en el mejor sentido
de la palabra. Dickens es uno de los poquísimos artistas que son no
sólo grandes y populares, ni solamente grandes aunque populares,
sino grandes porque son populares. A la lealtad de su público y al
sentimiento de seguridad que el afecto de sus lectores le inspira
debe su gran estilo épico, la llaneza de su lenguaje y aquel modo
de crear espontáneo, sin problemas, casi enteramente sin arte, que
carece por completo de paralelos en el siglo XIX. Por otro lado, su
popularidad sólo en parte explica su grandeza de escritor, porque
Alexandre Dumas y Eugéne Sue son exactamente tan populares
como él, sin ser grandes en ningún sentido. Y su grandeza explica
aún menos su popularidad, porque Balzac es incomparablemente
más grande, y también más vulgar, y, sin embargo, tiene mucho
menos éxito, aunque produce sus obras en condiciones exterior-
mente semejantes por completo. Los inconvenientes que la popu
laridad tenía para Dickens son mucho más fáciles de explicar, La fi
delidad a sus lectores, la solidaridad intelectual con las grandes
masas de seguidores ingenuos, y el deseo de mantener el tono afec
tivo de esta relación producen en él la creencia en el valor artístico
absoluto de los métodos que se acomodan bien con las masas de in
clinaciones sentimentales y, en consecuencia, también una creencia
en el instinto infalible y en la pureza de corazón que late al uní
sono en el gran público138. Nunca habría él admitido que la cali
dad artística de una obra está muchas veces en relación inversa al
número de personas que se sienten conmovidas por ella. Hay cier
tos medios por los cuales todos podemos ser conmovidos hasta las
138 Cf. Q. D. Leavis, Fiction and (he Reading Public, 1939» pág, 156,
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