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                                                Historia social  de la literatura y  el  arte







                fue socialista  ni  revolucionario; a lo sumo,  un pequeño burgués en



                rebeldía, una víctima de una humillación que nunca olvidó,  la que


                se  le  había  inferido en  su  juventud ,43.  Siguió  siendo  toda su  vida


                un  pequeñoburgués  que  se  imaginaba  hallarse  en  la  necesidad  de


                protegerse a sí mismo no sólo contra un peligro desde arriba,  sino



                también  desde abajo.  Sentía y  pensaba como  un pequeñoburgués,


                y  sus  ideales eran  los de ia pequeña burguesía.  Consideraba que el


                trabajo,  la perseverancia,  la economía, el ascenso a  la seguridad,  la



                falta  de  preocupaciones  y  la  respetabilidad  formaban  la  verdadera


                sustancia de la vida.  Pensaba que la felicidad consistía en un estado


                de modesta prosperidad, en el idilio de una existencia protegida del


                mundo exterior  hostil,  en  el  círculo  familiar,  en  la  comodidad  de­



                fendida de una habitación  bien caldeada, de  un gabinete cómodo o


                de  la diligencia que lleva a sus pasajeros a un destino seguro.


                           Dickens  es  incapaz de superar las  contradicciones  internas de



                su  ideología social.  Por una parte,  lanza las acusaciones más amar­


                gas  contra  la sociedad;  por otra,  sin  embargo,  subestima  la exten­


                sión de los males sociales, porque rehúsa adm itirlos144.  Realmente


                sigue manteniéndose aferrado al principio de «todo para el pueblo,



               pero sin  el pueblo», porque es  incapaz de  librarse  del prejuicio de


                que  el  pueblo  es  incapaz  de  gobernar ,45.  Teme  al  «populacho»  e


                identifica al  «pueblo», en el  sentido  ideal del  término, con la cla­



                se  media.  Flaubert,  Maupassant  y  los Goncourt  son,  a pesar de su


                conservadurismo, rebeldes  indomables,  mientras que, en contra de


                su  progresismo político y de  su  oposición a  la situación existente,


                Dickens es un pacífico burgués que acepta las premisas del sistema



                capitalista  vigente  sin  ponerlas  en  discusión.  Conoce  sólo  las  car­


               gas  y  las  reclamaciones de  la pequeña burguesía y  lucha sólo con­


               tra  males  que  pueden  ser  remediados  sin  conmover  los  cimientos



               de la sociedad burguesa. De la situación del proletariado, de la vida


               en las grandes ciudades industriales, él apenas sabe nada, y del mo­


               vimiento  de  los  trabajadores  tiene  ideas  completamente  torcidas.






                          143  T.  S. Jackson, Charles Dickens,  1937,  págs.  22  sig.

                          144  H um phrey  House,  The Dickens  World,  1941, pág.  219.

                          145  Cf.  el discurso que Dickens pronunció en  Birm ingham  el  27  de septiembre de


               1869.





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