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Historia  social  de la literatura y  el  arte







                 blico sin  ilustración  ni  selección.  Esta división  existía ya por cier­


                 to  en  el  siglo  XVIII  y  se  puede  considerar  precisamente  a  R i­



                 chardson,  en  oposición  a  Defoe y  Fielding, como el  representante


                 del gusto  burgués  más  elevado;  los  lectores  de  Richardson,  Defoe


                 y  Fielding  eran,  empero,  en  conjunto  las  mismas  gentes.  Por  el


                contrario, desde  1830  la distancia entre  los dos  estratos  culturales



                se  fue  haciendo  mucho  mas  perceptible,  y  el  público  de  Dickens


                podía distinguirse muy bien del de Thackeray y Trollope, si bien mu­


                chos lectores se movían todavía en la frontera de los dos. Había evi­



                dentemente ya en el  siglo XVIII  gentes  que se podían  identificar


                con  los  héroes  y  heroínas  de  Richardson  mucho  más  fácil  y  com­


                pletamente que con los de Fielding, pero en este momento ya exis­



                ten  quienes  simplemente  no  pueden  soportar  a  Dickens,  y  hay


                otros  que  apenas  comprenden  a  Thackeray  o  incluso  a  George


                Eliot.  El fenómeno tan característico de la situación actual de que,



                junto al público lector ilustrado y crítico,  hay un círculo de lecto­


                res  tan  regulares  como  los  otros  y  que  en  la  literatura  no  buscan


                más  que  un  entretenimiento  ligero  y  superficial,  era  desconocido


                antes de la época victoriana. El público de la literatura de puro en­



                tretenimiento consistía principalmente aún en lectores ocasionales,


                mientras  que  el  público  lector  asiduo  se  limitaba a  las  clases  cul­


                tas.  Pero en los  días de Dickens ya existen,  lo mismo que hoy,  dos



                grupos de clientes regulares de bella literatura. La diferencia entre


                ese  tiempo y  nuestros  días  consiste solamente  en  que  la literatura


                popular de entretenimiento de entonces contenía todavía las  obras


                de un escritor como Dickens, y en que  todavía había mucha gente


                que podía gozar de ambas clases de literatural49, y hoy, por el con­



                trario,  la buena literatura es fundamentalmente  impopular y  la li­


                teratura popular es insoportable para gentes de gusto.



                          La Exposición  Universal  de  1851  señala un cambio en  la his­


                toria de Inglaterra; el período Victoriano medio es, a diferencia del


               primero,  una época de prosperidad y de pacificación.  Inglaterra se


                convierte en  la  «fábrica del  mundo»,  los precios suben,  las  condi­


               ciones de vida de los trabajadores  mejoran,  el socialismo se vuelve








                         H!>  Q.  D.  Leavis, op.  cit.,  págs.  33  sig., 42  sig.,  158 sig.,  168  sig.
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