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Naturalismo e  impresionismo







                      porque  incluso siendo  discípulo  de  Scott -¿y quién  no lo es entre


                      los  novelistas  de  la primera mitad  del  siglo?-,  el  género que crea



                      es  mucho  más  semejante a la forma picaresca de  los viejos escrito­


                      res que al  modo dramático de escribir de Scott.  Dickens está tam­


                      bién  estrechamente  relacionado con el  siglo XVIII, principalmen­



                      te  por  la  tendencia  moralista  y  didáctica  de  su  arte:  aparte  de  la


                      tradición picaresca de Fielding y Sterne, hace revivir la línea filan­


                      trópica de Defoe y Goldsmith, que habían sido igualmente olvida­


                     dos por Scott135. Debe su popularidad a la resurrección de estas dos



                      tradiciones  literarias, y se encuentra con el gusto del  nuevo públi­


                      co  lector  a  la  mitad  de  camino,  tanto  por  el  colorido  picaresco



                     como por el  tono sentimental y moralizante de sus obras.


                                Entre  1816 y  1850 aparece por término medio un centenar de


                      novelas  en Inglaterra cada año156, y  los  libros publicados en  1852,


                      la mayoría de los cuales son literatura narrativa, son tres veces más



                     que  las  obras  que  se  publicaron  veinticinco  años  antes137.  El  au­


                     mento de público lector en el siglo XVIII estaba unido al desarro­


                      llo de las  bibliotecas de préstamo; pero éstas se limitaron a provo­



                      car  una  actividad  editorial  más  animada  y  no  contribuyeron  en


                      modo  alguno  a  la  reducción  del  precio  de  los  libros.  Con  su  cre­


                     ciente demanda,  más bien ayudaron a estabilizar los precios en  un


                      nivel relativamente alto. El precio de una novela en la edición nor­



                      mal  en  tres  volúmenes  ascendía  a guinea y  media,  suma que  sólo


                     poquísima  gente  estaba  en  condiciones  de  pagar  por  una  novela.


                     De aquí que el lector de novelas ligeras estuviera restringido prin­



                     cipalmente a los suscriptores de bibliotecas circulantes. Sólo cuando


                      las novelas comenzaron a ser publicadas en forma de entregas men­


                     suales  pudo  ocurrir  un  cambio  fundamental  en  la  composición  y


                     volumen del público lector. El pago por entregas, aunque redujo el



                     precio sólo a una tercera parte, permitió que mucha gente que an­


                     tes  apenas  había estado  en  situación  de comprar  libros  adquiriese


                     las obras de sus autores favoritos. La publicación de novelas en en­


                      tregas  mensuales  representó  una  innovación  en  el  comercio  de  li­





                                l3í  W.  I.  Cross,  The Development of the English Novel,  1899, pág.  182.


                                     L.  Cazamian, op.  cit..  pág.  8.

                                137  A,  H.  Thorndike, Literature in a Changing Age,  1920, págs.  24 sig.





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