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Naturalismo e  impresionismo







                   tímulo  puede  proceder,  como  en  el  caso  de  Disraeli,  de  sueños


                   de realización de deseos de tipo patriarcal-feudal, o, como en el de



                   Kingsley  y  Mistress  Gaskell,  de  un  ideal  cristiano-socialista,  o,


                   como en el de Dickens, de preocuparse por el empobrecimiento de


                   la pequeña burguesía, pero el resultado final es siempre la acepta­



                   ción fundamental del orden establecido. Todos comienzan con los


                   más violentos ataques  a  la sociedad  capitalista,  pero  al  fin  llegan


                   a aceptar  sus  premisas, bien con  una disposición mental optimis­


                   ta,  bien  quietista,  como  si  ellos  hubieran  querido  reclamar y  lu­



                   char contra los abusos para evitar los movimientos revolucionarios


                   más  profundos.  En  el  caso  de  Kingsley,  la  tendencia conciliadora


                   se expresa en un cambio confesado abiertamente; en el de Dickens



                   es únicamente encubierta por la actitud radical del autor, cada vez


                   más  izquierdista.  Algunos  escritores  simpatizan  con  las  clases  al­


                   tas;  otros,  con  los  «insultados  e  injuriados»;  pero  entre  ellos  no



                   hay  revolucionarios.  A  lo  sumo  oscilan  entre  auténticos  impulsos


                   democráticos y la reflexión de que, a pesar de todo, las diferencias


                   de  clase están justificadas y ejercen un influjo favorable.  Las dife­



                   rencias  entre  ellos  son,  en  todo  caso,  de  importancia  secundaria


                   en comparación con los  rasgos comunes de su conservadurismo fi­


                   lantrópico 133.


                             La novela social  moderna  surge en Inglaterra,  como en  Fran­



                   cia,  en  el  período  de  alrededor  de  1830,  y  alcanza  su  punto  más


                   alto en los turbulentos años de  1840 a  1850, cuando el país está al


                   borde  de  la  revolución.  Allí  también  se  convierte  la  novela  en  la



                   forma literaria más  importante de  la generación  que ha puesto en


                   tela de juicio los objetivos y criterios de 1a sociedad burguesa y que


                   desea explicar su súbito ascenso y la ruina que la amenaza. Pero los


                   problemas  discutidos  en  la  novela  inglesa  son  más  concretos,  de


                   significación  más  general,  menos  intelectualizados  y  artificiosos



                   que en la francesa; el punto de vista del autor es más humano, más


                   altruista,  pero  al  mismo  tiempo  más  conciliador  y  oportunista.


                   Disraeli,  Kingsley,  Mistress  Gaskell  y  Dickens  son  los  primeros








                             m   Loáis  Cazamian,  Le  román  social en  Angleterre  (1830-1850),  II,  1935,  págs.


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