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Naturalismo e impresionismo
ganizarlas en material utilizable es su juicio. También esta idea
proviene en el fondo, como toda la filosofía de la vie factice, de Bau-
delaire, que quiere «transformar su deleite en conocimiento», y ce
der la palabra, en el poeta, al crítico siempre218, y en el que el en
tusiasmo por todo lo que es artificial llega a tal punto que tiene la
naturaleza, incluso moralmente, por mediocre. El mal ocurre sin
esfuerzo -afirma él— o sea naturalmente, y el bien, por el contra
,
rio, es siempre producto de un arte, es artificial, innatural m.
Pero el entusiasmo por la artificiosidad de la cultura es en
cierto modo otra vez sólo una forma de la fuga romántica ante el
mundo. Se elige la vida ficticia, artificial, porque la realidad no po
dría ser tan bella como la ilusión, y porque todo contacto con la
realidad, todo intento de realizar los sueños y deseos deberían con
ducir a su depravación. Pero ahora se huye de la realidad social no
hacia la naturaleza, como hicieron los románticos, sino hacia un
mundo elevado, más sublime y más artificioso. En Axel, de Villiers
de l’lsle-Adam (1890, postuma), una de las representaciones clási
cas del nuevo sentimiento de la vida, las formas intelectuales e ima
ginarias del ser están siempre sobre las naturales y prácticas, y los
deseos irrealizables dan siempre la impresión de ser más perfectos
y más satisfactorios que su transformación en la realidad habitual y
trivial. Axel, con Sara, a la que ama, quería cometer un suicidio.
Ella está dispuesta de buen grado a ir con él a la muerte, pero qui
siera, antes de morir, vivir la felicidad de una noche de amor. Axel
teme, sin embargo, no tener después valor para morir, y que su
amor, como todos los sueños realizados, no resista la prueba del
tiempo. La ilusión completa le es más querida que la realidad im
perfecta. Todo el mundo de ideas del neorromanticismo depende
más o menos de este sentimiento; por todas partes tropezamos con
Lohengrines que, como dice Nietzsche, abandonan a sus Elsas en la
noche de boda. «¿Vivir? -pregunta Axel-, De eso ya se cuidan
nuestros criados por nosotros.»
213 Baudelaire, Richard Wagner et Tannhauser d París, 1861.
219 Baudeiaire, Le peintre de la vie modeme, 1863> en L’art romantique, ed. Ernesc
Raynaud, 1931» pág. 79.
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