Page 46 - Hauser
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Rococó, clasicismo y romanticismo
lo que significa un círculo relativamente amplio que compra y lee
libros de manera regular y asegura de este modo a un cierto nú
mero de escritores una forma de vida independiente de obligacio
nes personales. La existencia de este público está condicionada so
bre todo por la aparición de la burguesía acomodada, que rompe
las prerrogativas culturales de la aristocracia y manifiesta por la li
teratura un vivo interés, constantemente creciente. Los nuevos fo
mentadores de la cultura no muestran ninguna personalidad indi
vidual que sea suficientemente rica y ambiciosa como para poder
actuar de mecenas, pero son bastante numerosos como para garanti
zar al mantenimiento de los escritores la necesaria venta de libros.
La objeción a la explicación de la existencia de este público por la pre
sencia de una clase media influyente económica y políticamente, y
el argumento de que la significación de la burguesía era ya efecti
va en el siglo XVII, y, por lo tanto, su función de portadora de cul
tura en el XVIII, no se puede derivar simplemente de su realzada
situación social 4\ se pueden desvirtuar fácilmente. En el siglo
XVII la cultura artística, sobre todo como consecuencia de los sen
timientos puritanos de la burguesía, estaba limitada a la aristocra
cia cortesana. Los círculos no cortesanos abandonaron espontánea
mente la función que habían desempeñado en la cultura isabelina;
lo primero que tenían que hacer era conquistar de nuevo su pues
to en la vida cultural, es decir recorrer un camino que desde su ele
vación económica y social sólo podían seguir a cierta distancia. La
prosperidad de la burguesía necesitaba acrecentarse y consolidarse
primero para convertirse en la base de un caudillaje cultural.
Finalmente, la misma nobleza debía adoptar determinados as
pectos de la concepción burguesa del mundo para formar con la
burguesía una clase cultural uniforme y fortalecer lo suficiente al
nuevo público lector, lo cual no pudo ocurrir hasta que no hubo co
menzado su participación en la vida de negocios de la burguesía.
La antigua aristocracia cortesana no constituyó un público
lector. Es verdad que de alguna manera se preocupaba por sus poe
tas, pero no los consideraba productores de bienes indispensables,
11 H erbeit Schoffler, Protestantismus und Literatur, 1922, pág. 181,
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