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Historia social  de  la literatura y  el  arte







              bas partes.  En lo que se refiere a los dos publicistas más grandes de



              la época,  Defoe  propugna en  lo  esencial  sus  auténticas  conviccio­


              nes,  y,  en  el  apasionamiento de  Swift,  por  lo  menos  el  odio  es  au­


              téntico. El primero, un whig, es un profundo optimista; el otro, por



              el  contrario,  como puede comprenderse  tratándose de  un  tory  bajo


              Walpole,  es  un amargado pesimista; el primero proclama una filo­


              sofía  de  la  vida  puritanoburguesa  basada en  la  fe  en  Dios  y  en  el



              mundo; el otro exhibe una actitud para con la vida sarcásticamen­


              te superior, misantrópica y despectiva para con el  mundo.  Los dos


              campos  políticos  en  que  Inglaterra  está  dividida  encuentran  en



              ellos sus representantes  literarios más caracterizados.  Defoe es hijo


              de  un  carnicero  londinense  disidente;  el  puritanismo  reprimido


              pero  inflexible  de  su  padre  asoma  en  sus  escritos.  Él  mismo  tuvo


              que  sufrir  bajo  el  dominio  tory  inspirado por  el  alto  clero.  La vic­



              toria de  los  ivbigs  reivindica finalmente  las  esperanzas  de  la gente


              de  su  clase  y  de  sus  correligionarios,  y  el  sentido optimista  de  la


              vida de  esta  burguesía  encuentra  expresión  a  través  de  él  por pri­



              mera vez en la literatura profana. Robinsón Crusoe, el hombre que


              abandonado  a sus propios  recursos domina la  naturaleza rebelde  y


              crea  de  la  nada  bienestar,  seguridad,  orden,  ley  y  moral,  es  el  re­


              presentante  típico de  la clase  media.  La historia de  su aventura  es



              un himno continuado a la diligencia, a la perseverancia, al ingenio,


              al  saludable  buen  sentido  que  vence  todas  las  dificultades,  en


             suma, a las virtudes prácticas burguesas; es el credo de una clase so­



             cial  ambiciosa consciente de su fuerza,  y al  mismo  tiempo el  pro­


             grama  de  una  nación  joven,  emprendedora,  dispuesta  al  dominio


             mundial.  Swift  ve  solamente  el  reverso de  todo esto;  no sólo  por­


             que  de antemano  lo  mira desde  otra posición  social,  sino  también



             porque ha perdido ya la ingenua fe de Defoe.  Es uno de los prime­


             ros  en sufrir la desilusión del período de la Ilustración y conforma


             su experiencia al super-Cándido de la época.  Pertenece a esos espí­



             ritus  en  los  que  el  odio  obra de  manera genial  y  ve  las  cosas  que


             otros  no pueden  ver porque odia mejor que  otros  y  porque,  como


             escribe  a  Pope,  él  quiere  atormentar  al  mundo  y  no  divertirlo.  Y


             así se  convierte  en  el  autor del  libro  más  cruel  de  un  siglo  que,  a



             pesar  de  su  humanidad  y  su  sentimiento,  no  es  escaso  en  libros






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