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Rococó, clasicismo y romanticismo
mismo un síntoma de esta emancipación. Con él se desarrolla por
vez primera una vida literaria en el sentido moderno, caracterizada
por la aparición regular de libros, periódicos y revistas, y, sobre
todo, por la aparición del técnico literario, el crítico, que represen
ta el patrón general de valores y la opinión pública en el mundo
literario. Los precursores de los literatos del siglo XVIII, especial
mente los humanistas del Renacimiento, no estaban en condicio
nes de ejercer semejante función porque les faltaban los órganos de
prensa de aparición regular, y con ellos los correspondientes me
dios para influir sobre la opinión pública.
Hasta mediados del siglo XVIII los escritores viven no del
producto directo de sus obras, sino de pensiones, prebendas y si
necuras que a menudo no están en relación ni con el mérito in
trínseco ni con la atracción general que ejercen sus escritos. Aho
ra por vez primera el producto literario se convierte en una
mercancía cuyo mérito se calibra por su vendibilidad en el merca
do libre. Se puede saludar con satisfacción este cambio, o se lo
puede lamentar; pero la evolución de la literatura hacia una pro
fesión independiente y regular hubiera sido inconcebible en la era
del capitalismo sin la transformación del servicio personal en
mercancía impersonal. Sólo a través de ella ha conseguido la li
teratura su firme fundamento material y su actual consideración;
pues el comprador de un libro que aparece en una edición de mil
ejemplares no dispensa evidentemente al autor un favor, mientras
que la recompensa por un manuscrito da siempre la impresión de
una limosna, La respetabilidad de un hombre dependía en tiem
pos de la sociedad aristocrática y cortesana del rango de su pro
tector; ahora, en la época del liberalismo y el capitalismo, disfru
ta, por el contrario, el individuo de una consideración tanto mayor
cuanto más libre es de lazos personales y cuanto mayor éxito al
canza en el trato impersonal con los demás, basado en la recipro
cidad de servicio.
Es verdad que el tipo del jornalero literario no desaparece
por completo, pero existe una demanda tan grande de entreteni
miento literario y de instrucción, sobre todo de enciclopedias his
tóricas, biográficas y estadísticas, que cualquier autor adocenado
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