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Naturalismo e impresionismo
vuelve sospechoso; todo sentimentalismo y todo irrealismo se reve
lan como patraña y fraude. La psicología del autoengaño es la fuen
te de su arte; Shaw es no sólo uno de los más osados e indepen
dientes desenmascaradores de ios hombres que se engañan a sí
mismos, sino también uno de ios más alegres y divertidos. No puede
negar ni mucho menos su procedencia de la Ilustración, origen de
su ideología destructora de toda leyenda y develadora de toda fic
ción, pero a través de toda su filosofía de la historia, que tiene sus
raíces en el materialismo histórico, es al mismo tiempo el escritor
más progresista y más moderno de su generación. Muestra que el
ángulo desde el que los hombres se ven a sí mismos y ven al m un
do, las mentiras que pregonan como verdad o hacen valer como tal
y por las que en determinadas circunstancias son capaces de todo,
están condicionadas ideológicamente, es decir por intereses econó
micos y aspiraciones sociales. Lo peor no es que piensen de manera
irracional -con frecuencia piensan incluso demasiado racionalmen
te-, sino que no tengan sentido de la realidad, que no quieran con
siderar los hechos como tales hechos. Por esto es al realismo y no al
racionalismo a lo que aspira Shaw, y la voluntad, no la razón, la fa
culté maitresse de sus héroes 263. Esto explica en parte por qué se con
vierte en dramaturgo y por qué ha encontrado su forma más ade
cuada en el género más dinámico de la literatura.
Shaw no sería el representante más perfecto de su tiempo si no
participara de su intelectualismo. Sus obras, a pesar de la estre
mecida vida dramática que late en ellas, a pesar de sus efectos
escénicos, que frecuentemente recuerdan la piece bien faite, y de su
melodramatismo a veces un poco vulgar, tienen un carácter esen
cialmente intelectualista, son todavía dramas de ideas en grado
mucho más alto que las obras de Ibsen. El autoconocimiento del
héroe y la lucha intelectual entre las dramatis personae no son real
mente rasgos del drama moderno; el conflicto dramático exige,
más bien, si quiere alcanzar la oportuna intensidad y significación,
que las personas complicadas en la lucha tengan plena conciencia
de lo que les ocurre. No hay efecto realmente dramático, ni mucho
26A Holbrook Jackson, The Eigbteen Ninertes, 1939 (1913)» pág. 177.
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