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Historia social de  la literatura y el arte







            za»  a Bach, después a Pergolesi  y  luego a  Chaikovski, para ios  fi­



            nes de la  música m odernaló,  no es  decir  la verdad  completa.


                       El  eclecticismo de Picasso significa la destrucción deliberada


            de la unidad de la personalidad; sus imitaciones son protestas con­


            tra el culto de  la originalidad; su  deformación de  la realidad, que



            siempre se está  revistiendo  de  nuevas  formas  para demostrar más


            convincentemente  la  arbitrariedad  de  éstas,  está  orientada,  sobre


            todo,  a confirmar  la  tesis de que  «naturaleza y  arte  son dos  fenó­



            menos  enteram ente  desemejantes».  Picasso  se  convierte  en  un


            prestidigitador, un bromista, un parodista, a partir de la oposición


            a los románticos, con la  «voz  interior»  de él mismo, su  «tómalo o


            déjalo», su autoestimación y su culto del  propio yo. Y reniega no



            sólo  del  romanticismo,  sino,  incluso,  del  Renacimiento,  que  con


            su concepto  del  genio  y  su  idea de  la  unidad  de  obra  y  de  estilo


            anticipa en cierta medida el romanticismo.  Picasso representa una



             ruptura completa con el individualismo y el subjetivismo, una ab­


             soluta  negación  del  arte  como  expresión  de  una personalidad  in­


             confundible.  Sus obras  son  notas y  comentarios  sobre  la  realidad;


             no pretenden  ser consideradas  como pintura de  un  mundo y una



             totalidad,  como  síntesis y  epítome de  la existencia.  Picasso  com­


            promete  los  medios  artísticos  de  expresión  con  su  uso  indistinto


             de los diferentes estilos artísticos tan completa y voluntariamente



             como hacen los  surrealistas con su renuncia a  las  formas  tradicio­


             nales.


                       El nuevo siglo está lleno de tan profundos antagonismos, y la


             unidad de su visión de la vida está tan profundamente amenazada



             que la combinación de los más remotos extremos, la unificación de


             las más grandes contradicciones, se convierte en el  tema principal,


             muchas veces  el  único,  de  su arte.  El  surrealismo,  que,  como ob­



             serva André  Bretón,  giraba en  un  principio enteramente en  torno


             al tema del lenguage, esto es, de la expresión poética, y pretendía


             ser  entendido  sin  los  medios  de  expresión,  como  diríamos  con


             Paulhan,  se  convirtió en un arte que hacía de  la paradoja de  toda



             forma y el absurdo de toda humana existencia la base de su visión.







                       16  Constant Lambert, M ustc ho!,  1934,





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