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Historia social de  la literatura y el  arte








           mezcla  de  lo  temporal  y  de  lo  espacial,  como  son  los  aconteci­


           mientos  en  el  cine.  La más  fundamental diferencia  entre el  cine  y



           las otras  artes es que,  en la imagen del  mundo de éste,  los  límites


           de  espacio  y  tiempo  son  fluctuantes;  el  espacio  tiene  un  carácter


           casi  temporal, y el  tiempo,  en  cierta medida,  un carácter espacial.


           En las artes plásticas, como en la escena, el espacio sigue siendo es­



           tático,  invariable,  sin  finalidad y  sin dirección;  nos  movemos  con


           perfecta libertad  en él porque es  homogéneo en  todas sus partes  y


           porque ninguna de ellas presupone ia otra temporalmente. Las fa­



           ses del  movimiento  no son  escenas,  no son pasos de  un  desarrollo


           gradual;  su  secuencia  no  está  sujeta  a  ninguna  imposición.  El


           tiempo  en  la  literatura  -sobre  todo  en  el  dram a-  tiene  por  otra


           parte  una dirección  definida,  una orientación  en su desarrollo, un



           fin  objetivo,  independiente  de  ia  experiencia  temporal  del  espec­


           tador;  no es  un mero depósito, sino una sucesión ordenada.  Ahora


           bien,  estas  condiciones  dramáticas  de  espacio  y  tiempo  tienen  su



           carácter y sus funciones completamente alteradas en el cine.  El es­


           pacio pierde su calidad  estática,  su serena pasividad,  y se convier­


           te  en  dinámico;  llega  a  realizarse  como  si  estuviera  delante  de


           nuestros ojos.  Es fluido, ilimitado,  constituye un elemento con su



          propia historia, su propia conformación y su proceso de evolución.


          El  espacio  físico  homogéneo  adquiere  en  él  las  características  del


           tiempo  histórico  heterogéneamente  compuesto.  En  este  medio,


          cada una de  las  escenas  no es  ya de la misma especie,  cada una de



          las  partes  del  espacio  ya  no  sigue  siendo  de  igual  valor;  contiene


          posiciones  especialmente  calificadas,  algunas  con  cierta prioridad


          en  el  desarrollo  y otras que  significan  la culminación  de  la expe­


          riencia espacial.  El uso del primer plano, por ejemplo,  no se debe



          sólo  a  un  criterio  espacial,  sino  que  representa  también  una  fase


          que  hay  que alcanzar o  sobrepasar en  el  desarrollo temporal  de  la


          película.  En una buena película,  los primeros planos no están dis­



          tribuidos  arbitraria  ni  caprichosamente.  No  se  introducen  inde­


          pendientemente  del  desarrollo  interior  de  la  escena,  ni  en  cual­


          quier  tiem po  ni  en  un  lugar  cualquiera,  sino  sólo  donde  su


          potencial  energía puede  y  debe  hacerse  sentir.  Porque  un primer



          plano  no es  un  cuadro recortado con  su marco;  es  siempre simple






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