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Historia  social  de la literatura y  el  arte








                     lias  y  castillos  para  usar  como  casas  de  campo  71.  Las  clases  supe­


                     riores  hacen  en  el  arte  una  distinción  fundamental  entre  objetivos


                     representativos  y privados,  y consideran la forma anticlasidsea  ro­



                     mántica apropiada sólo para  los últimos.  Un Horace Walpole,  que


                     hace  construir  su  castillo  de  Strawberry  Hill  en  estilo  gótico  e


                     introduce  al  mismo  tiempo  con  El castillo de  Otranto  la  moda  del



                     género  novelesco  medieval,  no es otra cosa que un espíritu román­


                     tico;  pero sigue  reconociendo,  cuando se trata del gran arte  repre­


                     sentativo,  el  ideal  clásico  tradicional.  Incluso  si  sus  experiencias


                     con  los  temas  de  la  Edad  Media  son  simplemente  la  expresión  de



                     un  afán  de  novedades, como se ha afirmado con  razón  n ,  la orien­


                     tación  romántica del  gusto de estas  experiencias  no es por eso me­


                     nos significativa como síntoma de  la época.



                               En el caso de movimientos intelectuales como el romántico es


                    casi  imposible  establecer  un  comienzo  definido;  frecuentemente


                     proceden de  tendencias que  surgen súbitamente  y por falta de  eco


                    oportuno deben  ser abandonadas  de  nuevo;  en  una palabra,  se  li­



                     mitan a tentativas individuales sin especial relieve sociológico.  Fe­


                     nómenos estilísticos  «románticos»  hay ya en el siglo XVII, y en la


                    primera  mitad  del  siglo  XVIII  los  encontramos  por  todas  partes.



                    Pero  de  un  movimiento  romántico en  el  sentido  preciso de  la pa­


                    labra  ciertamente  que  apenas  si  puede  hablarse antes  de  la  apari­


                    ción  de  Richardson.  Las  características  esenciales  del  estilo  apare­


                    cen  en  él  por primera vez perfectamente  combinadas.  Richardson



                    encuentra  una fórmula  tan  afortunada para  la  nueva  dirección  del


                    gusto  que  toda  la  literatura  romántica,  con  su  subjetivismo  y  su



                    sentimentalismo, parece proceder de él. De cualquier manera, nun­


                    ca un artista de tal mediocridad ha ejercido una influencia tan pro­


                    funda y duradera; en otras palabras, la significación histórica de un


                    artista  nunca  ha  tenido  motivos  tan  completamente  ajenos  a  su


                    propio genio artístico.  La  razón  decisiva para la  influencia  de  Ri­



                    chardson estuvo en el  hecho de que fue el primero que convirtió al






                                 Geoffrey Webb, Architecture and Garden,  en Jobnson's England,  ed.  por A. S. Tur-

                   berville,  1933, p                118.


                              72 W.  L.  Pheips, The Beginnings of the English  Romantic Movment,  1893,  págs.  110-
                    111.






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