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Rococó, clasicismo y romanticismo
nuevo hombre de la burguesía, con su vida privada, viviendo en el
marco de su vida doméstica, absorbido por sus problemas familia-
ics y ajeno a ficticias aventuras y maravillas, en centro de una obra
literaria. Son historias de vulgar gente burguesa, y no de héroes ni
de picaros las que cuenta, y lo que se relaciona con ellos son sim
ples e íntimos conflictos cordiales, y no hechos patéticos heroicos.
I<ichardson renuncia al amontonamiento de episodios fantásticos y
abigarrados y se concentra por completo en el drama psicológico
de sus héroes. Es una fábula sutil la que compone el material épi-
<o de sus novelas, un mero pretexto para el análisis de sentimien
tos y el examen de las conciencias. Sus personajes son completa
mente románticos, pero, sin embargo, están libres de todo rasgo
novelesco y picaresco 7}. Él es también el primero que no crea ya
tipos completamente definidos; muestra el simple flujo y reflujo
de los sentimientos y las pasiones, y los caracteres en cuanto que
tales le son realmente indiferentes.
Con la reducción del mundo de la novela a la modesta y fre
cuentemente idílica existencia privada de la clase media, con la li
mitación de los temas a los simples y grandes sucesos fundamen
tales de la vida familiar, con la preferencia por los humildes y
vulgares destinos y caracteres, en suma, con el aburguesamiento
y reducción de la novela a las escenas familiares, ésta se hace cada
vez más ética en sus propósitos. Pero este proceso está en conexión
no sólo con el cambio en la composición del público lector y con
el ingreso de la clase media en la literatura, sino también con la
«repuritanización» general de la sociedad inglesa, que se realiza
completamente a mediados de siglo y amplía esencialmente el pú
blico de la nueva literatura 74. El propósito principal de los relatos
familiares y de costumbres es didáctico, y las novelas de Richard
son no son fundamentalmente otra cosa que tratados morales en
forma de emocionantes historias de amor. El autor asume el papel
de consejero espiritual, discute los grandes problemas de la vida,
impele al lector a examinarse a sí mismo, aclara sus dudas y está a
73 Cf. Joseph Texte, j.-J. Rousseau and the Cos?nopolitan Spirit in Literatura, 1899,
pág. 152.
74 H. Schóffler, op. cit., pág. 180.
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