Page 39 - Los caminos de Virginia
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experiencias consigo mismo, es el más insatisfecho, el nunca saciado, el que discute el dominio definitivo a los
                  animales, a la naturaleza y a los dioses, sin haber vencido aún; él es el eternamente futuro, el que no halla

                  descanso alguno ante su futuro le roe como un aguijón implacable en la carne de todo presente… Pues bien,
                  ¿cómo ese animal tan valiente y de casta tan rica no iba a ser, asimismo, el más expuesto al peligro, el afectado

                  por la dolencia más duradera y profunda que la de todos los animales enfermos? (2000, 133-134)


                  El humanismo es una de las más notables manifestaciones de esta idea, pensamiento en el

                  cual el hombre somete su entorno con la idea de demostrar  su superioridad.  Luego,

                  Descartes sometería no sólo la naturaleza a la razón por medio del método de la duda, sino

                  también la idea de  Dios; Kant, por su parte, impondría límites a la razón y considerará

                  ilegítimo el salto de la razón al plano de lo trascendente. De forma que lo que se puso en

                  riesgo con el humanismo, con Descartes y posteriormente con Kant, fue la idea del dios

                  tradicional. El positivismo recibirá estas ideas, sobre todo las de Kant, y reemplazará la idea

                  de Dios por una nueva religión: la ciencia. Estamos frente a la muerte y al abandono de

                  Dios. Esta línea crítica referida a la ausencia de dioses y sus posteriores consecuencias, la

                  adoptará William Ospina a través de los conjuntos de ensayos que tituló Es tarde para el

                  hombre y Los nuevos centros de la esfera y que funcionan, tal como observa correctamente

                  Cristo Figueroa, como un complemento posible de ¿Con quién habla Virigina caminando

                  hacia el agua?.



                  Exploradas algunas de las concepciones que comparten Nietzsche y Ospina con respecto a
                  la modernidad, cuento  con las suficientes herramientas para afrontar  los dos primeros


                  poemas que componen ¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? El primero está

                  titulado con  el año y el lugar de la muerte de Nietzsche: “Weimar, 1900”. En el poema,

                  Nietzsche  se  encuentra mirándose al  espejo. Observa toda una  serie de imágenes

                  apocalípticas en el reflejo; sin embargo, Nietzsche no puede ver su rostro. Como un vidente,

                  observa todo aquello que inevitablemente sucederá en el siglo venidero: “Veo en el espejo

                  los astros sobre quietos reinos de herrumbre” (2010, 233). Con este poema, Ospina proyecta

                  lo que será su poemario: el reflejo de dictadores, guerras, incendios y fríos auditorios. Será

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