Page 48 - Los caminos de Virginia
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y esta muerte es expresada a través de los personajes caminando hacia ella, es Virginia

                  caminando hacia el agua. Así pues, la “muerte del hombre” debe ser entendida acá como la

                  ausencia de humanidad.


                  El otro factor común presente en este grupo de poemas es la decepción por parte de los

                  personajes  frente a la guerra. Freud define este sentimiento de manera precisa, es la

                  “necesidad biológica y psicológica del sufrimiento para la economía de la vida humana y

                  condenar, sin embargo, la guerra, sus medios y sus fines y anhelar su término” (97). Con

                  excepción  del discurso megalómano de  Benito  Mussolini,  los  demás personajes están

                  sumergidos en este sentimiento. Se percibe  esto en las palabras  del viajero anónimo al

                  dirigirse a Olga Tsaratukhina luego de invitarla a cruzar las filas de tumbas que le recuerdan

                  una revolución pasada: “Cuando Rusia no reía ante la palabra esperanza,/ ante las palabras


                  justicia,  igualdad y  futuro,/ cuando la iniquidad  del presente prohibía presentir que el
                  futuro traería iniquidades,/ cuando nada peor era concebible” (2010, 236-237). Así mismo


                  se percibe  en el ánimo  reivindicativo de Apollinaire y de Rudolf  Hess, en la mirada de

                  horror de Trakl, en las palabras de Virginia Woolf: “[…] y entendí que algo más triste que

                  la guerra, más triste que la codicia y el odio/ se está cerrando lentamente sobre los mudos

                  cielos de mi alma”. (2010, 253)


                  El otro elemento común es el afán por parte de algunos personajes de rescatar lo bello en

                  tiempos de guerra y decadencia. Nótese, por ejemplo, la voz de los judíos del poema “Lo

                  que decían las canciones de aquellos locos años”, en el que hablan desde una realidad

                  alterna momentos antes de ser quemados en los hornos: “Mira los dorados adornos/ bebe el

                  perfume dulce y blando, no preguntes qué están quemando en los hornos” (2010, 255), o la

                  belleza simbolizada en las mujeres, esos “espectros adorables” las cuales observa el soldado

                  Apollinaire desde su trinchera. Esta alternativa estética en tiempos de decadencia será un

                  tema que profundizaré más adelante, ya que este elemento se irá acentuando a medida que

                  va avanzando el poemario.


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