Page 59 - Los caminos de Virginia
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Upanishad, por su parte, afirma que Brahman (lo Absoluto) permanece oculto en todos los
seres y que solo puede verlo el investigador de lo sutil, de aguda inteligencia (I, 3, 12), ya
que entre los seres y la realidad está el principio que encubre a Brahman, el velo de Maya.
Tagore actualiza este pensamiento afirmando que la ciencia ha demostrado que la mesa, en
tanto que objeto sólido, es una apariencia y que, por lo tanto, lo que la mente humana
percibe en forma de mesa no existiría si no existiera esta mente. Al mismo tiempo, la
realidad física última de la mesa no es más que una multitud de centros individuales de
fuerzas eléctricas en movimiento, es potestad también de la mente humana. Así mismo, el
hinduismo propone dos caminos al enfrentarse al velo de Maya: por un lado la ignorancia,
que encadena la mente por el error, y el conocimiento, que mediante las verdades relativas y
la conducta adecuada reconoce la verdad. Al hombre que se adentra en el camino del
conocimiento, Tagore lo llama “hombre eterno” u “hombre infinito”.
La segunda premisa de Tagore afirma que “Cuando nuestro universo está en armonía con el
hombre eterno, lo conocemos como verdad, lo aprehendemos como belleza” (“Naturaleza
de la realidad”, 2003). Así pues, Tagore a través del hinduismo ofrece la “conducta
adecuada” que debe tener el “hombre eterno”, la armonía con el universo, retornando al
ejemplo, la vinculación del jinete con su caballo, dirigirse hacia la “otra orilla”. Para ello hay
que abandonar lo objetivo y adoptar una verdadera actitud de religación. La entidad eterna
que al mismo tiempo es el hombre y todos los seres, afirma Tagore, se aprehende a través de
las emociones y las acciones. Se aprehende al Hombre Eterno que no tiene limitaciones
individuales mediadas por nuestras limitaciones. La ciencia se ocupa de lo que no está
restringido al individuo; es el mundo humano impersonal de verdades. La religión, por el
contrario, concibe esas verdades y las vincula a las necesidades del hombre más íntimas, su
conciencia individual de la verdad cobra significación universal. La religión aplica valores a
la verdad, y el hombre sabe, conoce, la bondad de la verdad merced a su armonía con ella.
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