Page 60 - Los caminos de Virginia
P. 60
Pero esta vinculación, esta armonía ha de ser con todos los seres, como sugiere el verso
sexto del Isa Upanishad, al ver en todos los seres en el ser, y al ser en todos los seres,
comprende y no rechaza nada, es decir, no ve a los demás seres como diferentes, sino que ve
el ser de todos los seres como su propio ser, y al acoger esta condición, el hombre no siente
odio. Retomando el ejemplo del vínculo entre los hombres y su analogía con los espacios
existentes entre protones y electrones, éste vínculo sólo es posible si no existe el odio. Sólo
religado con el universo, el hombre eterno tendrá la capacidad de aprehender su belleza.
Piénsese en la visión de democracia de Whitman, que ejercita a través de su poesía, en la
cena para calmar el hambre natural, a la que invita tanto al malvado como al justo, al ladrón
y al esclavo, vinculándose íntimamente con ellos, reconociendo el asombro de los hombres
frente a esta acción al igual que reconoce su asombro frente a la belleza de la luz y el
colirrojo que gorjea en los bosques. Ospina desarrollará este vínculo entre los hombres en
su poema final de ¿Con quién habla Virginia… titulado “Una mañana de miel”, en el que
imagina a un habitante de una aldea camerunesa repartiendo miel por igual a todos sus
iguales. Así pues, reconociendo este vínculo entre los hombres sólo es posible hablar de
humanidad. No deja de ser pertinente recordar que para Tagore la humanidad está
compuesta de individuos conectados por la relación humana, que confiere su unidad al
mundo del hombre.
La conclusión de Tagore es que la verdad y la belleza no son independientes del hombre, así
pues si no existiera el hombre, el Apolo de Belvedere ya no sería bello. Es en esta afirmación
en la que Einstein y Tagore difieren. Einstein afirma en el diálogo imaginado por Ospina la
tesis platónica de las ideas eternas poniendo como ejemplo la verdad del teorema de
Pitágoras independiente de la existencia del hombre; Einstein se expresa de la siguiente
manera: “Aunque todos muriéramos, y el sueño de la especie se borrara, fuera de nuestras
mentes persistiría el mundo, y el mármol, ya invisible, guardaría su belleza” (“Naturaleza de
la realidad”, 2003). Tagore, por su parte, argumenta que la verdad es exclusivamente
60