Page 67 - Los caminos de Virginia
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“nosotros”. Este caso es aplicable a la muerte del hombre. ¿Quién pudo cometer la muerte

                  del hombre? Nosotros.


                  Como se ha manifestado a través del trabajo, ¿Con quién habla Virginia…? tiene como uno

                  de sus objetivos principales narrar la “muerte del hombre”. Se ha visto como síntomas de su

                  caída la guerra, la radical fe  en la ciencia, y ahora en  el grupo de poemas que  se ha  de

                  afrontar enseguida, la preocupación de Ospina se centra en el tema de la vida moderna, que

                  a su vez funciona como contrapunto a sus poemas dedicados a la religación con la

                  naturaleza. Para referirse al tema de la ciudad (ya que ésta es la expresión máxima de la

                  civilización del hombre  moderno), lo hace por  medio  de las ya mencionadas  imágenes


                  apocalípticas.


                  Para encarar el tema de las imágenes apocalípticas en ¿Con quién habla Virginia…? y en la

                  obra  en general de  William  Ospina,  se  ha de definir en  primera  instancia el término

                  apocalipsis. Jacques  Derrida toma como referencia al traductor André  Chouraqui para

                  rastrear la etimología de la palabra apocalipsis y posteriormente la imagen apocalíptica:


                  Los Setenta nos legaron una traducción de la palabra gala. Se le traduce como el apocalipsis. En

                  griego Apokalupsis traduciría de palabras derivadas del verbo hebreo gala […] Apokalupto: yo

                  descubro, yo desvelo, yo revelo la cosa que puede ser una parte del cuerpo, la cabeza o los ojos, una

                  parte secreta, el sexo o cualquier cosa oculta, un secreto, lo que hay que disimular, una cosa que no
                  se muestra ni se dice, que se significa tal vez pero no puede o no debe ser entregada directamente a

                  la evidencia. Apoekekalummenoi logoi: Ésas son palabras indecentes. Se trata pues del secreto y de

                  los pudenda […] (11)


                  De manera que Derrida concluye que en ningún momento la palabra Apocalypse tanto en

                  el hebreo como su traducción al griego tiene el sentido que recobró en el francés y otras

                  lenguas: el  de catástrofe temible.  El apocalipsis es  esencialmente una contemplación

                  (hazon); de hecho, Chouraqui traduce lo que nosotros acostumbramos llamar el




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