Page 251 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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            recto con los objetos, seres, acontecimientos, etc. Observar no sólo
            significaba mostrar, sino también clasificar, discriminar o incluso
            comparar. Un ejercicio en donde intervenía el lenguaje y el cálculo.
               El segundo elemento del método de Mena fue la asociación.
            Después de observar, se asociaban las nociones adquiridas, con
            una verificación de la experiencia propia del infante y una elabo-
            ración que tendía a darle valor sistemático cultural. La asociación
            incluyó la unión de espacio y tiempo, asociar el objeto observado
            o la práctica llevada a cabo, con el espacio actual temporal y la
            comparación en el presente con los procesos u objetos observados
            por otras generaciones en el pasado. Al asociar espacio y tiempo se
            articulaban otras disciplinas, el caso de la geografía y la historia. 15
               El tercer elemento constitutivo de su método fue la expresión,
            la manifestación del pensamiento para su difusión y divulgación
            de un modo accesible a los demás, y que tomó forma en la pala-
            bra, la escritura, el dibujo, el trabajo manual, las representaciones
            teatrales que hicieron los alumnos, y la conformación de la publi-
            cación periódica Oriente. A través de la expresión en forma de pe-


            lo dice la gente. El compañero Alejandro leyó una lección correspondiente a la
            culebra, para ampliar más nuestras observaciones pues ya habíamos visto los hue-
            sos, corazón, intestinos y demás órganos del animal. La culebra pertenece a los
            vertebrados reptiles ofidios”. Humberto Solís, “Una disección”, en Oriente, Órgano
            de la Escuela Racional, vol. II, núm. 2, Mérida, octubre de 1917, p. 2.
               15   “La geografía la aprendemos de varias maneras constantemente, sea ro-
            tulando las fajillas de “oriente”, para enviarlo dentro y fuera del país, o por
            medio del canje que nos llega de todas partes, pero recientemente y con motivo
            del cultivo de las eras y del jardín, se me ocurrió trazar en el suelo un plano de la
            Península de Yucatán y luego otros compañeros le fueron señalando los pueblos,
            ciudades, puertos, ferrocarriles y producciones, y como era de esperarse hici-
            mos también el plano de la República Mexicana con sus principales, ciudades,
            puertos, cordilleras, ríos, lagos, ferrocarriles y producciones, y ya resulta fácil a
            todos nosotros el conocimiento de la Geografía y la Historia nacionales hasta con
            una sola vistada…”. Oliverio Mena Rueda, “Cómo aprendemos la historia y la
            geografía”, en José de la Luz Mena, La escuela socialista. Su desorientación y fracaso,
            México, s/e, 1941, p. 75.
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