Page 289 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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294  Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis)




            andina de los pueblos aimaras y quechuas. Un pensamiento y epis-
            teme en el cual los hombres se colocan frente al mundo no con
            el afán de aprehenderlo, ni con carácter instrumental, de servir-
            se de él, sino que se consideran complementarios de él, porque
            como jaquis, hombres, son iguales a otros sujetos de la naturaleza:
            plantas, animales, recursos naturales, etc. Por ello, el centro de su
            cosmovisión no es el sujeto, no es totalmente una concepción an-
                                                               13
            tropocéntrica, sino que se funda en la complementariedad  entre
            el hombre y la naturaleza, el cosmos, el cuidado y profundo res-
            peto hacia otros seres del universo: la fauna y la flora, animales y
            recursos naturales.
               Warisata, a través de Avelino Siñani y de las comunidades mis-
            mas de la zona, recurrió a un método de conocimiento para impli-



               13   Es pertinente señalar como entendemos complementariedad. En la con-
            cepción  andina-aimara  del  cosmos, se enmarca una relación de dualidades
            opuestas y complementarias: masculino-femenino, femenino-masculino. Todo en
            la pacha, en la naturaleza, es opuesto y complementario, los seres se distribuyen
            a través de esta complementariedad. Un ejemplo: El achachila (concepto aymara
            que significa una entidad sagrada protectora que se ubica en las montañas y
            cerros), que adquiere su perfil propio en la cumbre, en la montaña, el cerro se
            complementa con la apachita (concepto aymara y quechua, se trata de un grupo
            de piedras colocadas como ofrenda realizada por aymaras y quechuas en recipro-
            cidad a la Pachamama y a las entidades de las montañas), que se perfila en las
            geografías bajas, opuestas a la montaña, los pasos de la cordillera, los valles. Todo
            es aparentemente dual, macho-hembra, pero los opuestos no luchan entre sí tra-
            tando de neutralizarse, sino que se complementan, sin uno no hay otro, ambos
            dan cauce a un abanico tripartito de posibilidades: varón, mujer nace un tercero:
            varón con mujer. A diferencia de un binomio sí o no, está un tercero: inasa (con-
            cepto aymara que puede significar quizás sí, quizás no); algo no se concibe como
            bueno o malo, sino que algo es bueno y malo. Una representación del equilibrio
            del individuo, del cosmos. Por tal consideración este saber aimara aparenta ser
            muy ambiguo, si se intenta analizarlo desde una concepción etnocéntrica, ambi-
            guo porque no se define con claridad ante un burdo binomio de sí o no, de blanco
            o negro. En su mismo idioma, en sus formas de expresarse todo aparenta ser re-
            lativo, con tal de conservar un equilibrio y una complementariedad. Lo absoluto
            es el equilibrio que depende de la interacción de los opuestos complementarios.
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