Page 65 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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I. Acracia y pedagogía 67
En un breve lapso de tiempo, posterior a Proudhon, la edu-
cación integral apareció en la obra ya citada de Joseph Décjaque,
El humanisferio, como un fundamento básico para la sociedad ácra-
ta. Déjacque buscaba un nuevo ser humano capaz de lograr una
armonía total, como consecuencia de una educación integral, es
decir, un equilibrio entre las labores manuales y las labores intelec-
tuales o culturales: “El trabajo manual e intelectual es el alimento
que le hace vivir. […]. Un humanisferiano no sólo obra y piensa
a la vez, sino que ejerce en la misma jornada oficios diferentes”. 44
Será hasta la fundación de la Alianza Internacional de Traba-
jadores, que se presente la educación integral, por medio de un
apartado en sus estatutos, como una parte integrante del anar-
quismo:
2. Quiere para todos los niños de ambos sexos, desde que nazcan, la
igualdad en los medios de desarrollo, es decir, de alimentación, de ilus-
tración y de educación en todos los grados de la ciencia y de la indus-
tria y de las artes, convencida de que esto dará por resultado que la
igualdad solamente económica y social en su principio, llegará a ser
también intelectual, haciendo desaparecer todas las desigualdades ficti-
cias, productos históricos de una organización tan falsa como inicua.
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44 Joseph Décjaque, El humanisferio. Utopía anárquica, Buenos Aires, La Pro-
testa, 1927, p. 109. Décjaque fundaba su utopía en la rotación de tareas, lo que
suprimía la división del trabajo, que no sólo era el origen de la alienación del
hombre y su empobrecimiento intelectual, sino la causa de su bajo rendimiento.
Educación integral y rotación de tareas que de nueva cuenta volvió a plantearse
en la primera década del siglo xx por el ácrata franco-argentino Pierre Quiroule
(Joaquín Alejo Falconnet): “El hijo de la ciudad libertaria sabía indistintamente
manejar un telar, imprimir un libro, hacer una instalación eléctrica, fabricar he-
rramientas, accionar una panificadora, fundar casas, etc., lo mismo que entendía
de física y de química y conocía todos los trabajos agrícolas”. Pierre Quiroule,
La ciudad anarquista americana. Obra de construcción revolucionaria, Madrid, Fundación
Salvador Seguí, 1991, p. 73.
45 Max Nettlau, Miguel Bakunin, La Internacional y la Alianza en España, 1868-
1873, Madrid, Ediciones de la Piqueta, 1971, p. 62. Precisamente en La Federación,