Page 69 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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I. Acracia y pedagogía 71
La integración del trabajo manual e intelectual es una vincu-
lación para el desarrollo armónico del ser humano. Para el anar-
quismo comunista, la sociedad no es el resultado de un contrato
que reduce la libertad de los individuos con su consentimiento, sino
de un proceso de producción colectiva de cultura y humanización.
Al establecer vínculos entre la actividad manual y la intelectual se
practica una manera eficaz de suprimir la división de clases, la ro-
tación de tareas, ya que mientras existan niveles de educación dife-
rente, existirán privilegios políticos y económicos para una minoría,
lo que se traduce en esclavitud, opresión y dominación para los
demás.
Nosotros sostenemos, pues, que en interés de las dos, así como de la
sociedad en general, todo ser humano, sin diferencia de nacimiento,
debiera recibir una educación que le permitiera, ya fuera varón o hem-
bra, combinar un verdadero conocimiento científico con otro, igual-
mente profundo, del arte mecánico. […] A la división de la sociedad
en trabajadores intelectuales y manuales, nosotros oponemos la com-
binación de ambas clases de actividades; y en vez de la “educación
técnica”, que impone el mantenimiento de la presente división entre las
dos clases de trabajos referidos, proclamamos educación integral o com-
pleta, lo que significa la desaparición de esa distinción tan perniciosa. 52
Una articulación que al mismo tiempo destacaba la importancia
de la armonía entre campo y ciudad, y su complementariedad en
la nueva sociedad. El trabajo manual e intelectual en dirección de
53
dad griega, relación que a través de la historia había decaído. Sobre Sócrates y las
téchnai, véase Platón, Gorgias, 491ª. Banquete, 221e, México, Unam, 2008.
52 Kropotkin, Campos, fábricas y talleres…, cit., p. 145.
53 En cuanto a esta armonía y equilibrio entre ciudad y campo, entro lo ur-
bano y lo rural, son fundamentales los trabajos del geógrafo anarquista Eliseo
Reclús, quien señalaba a fines del siglo xix: “El Hombre debe [contar con] la
doble ventaja de tener acceso a los placeres de la ciudad, sus solidaridades de
pensamientos y de intereses, las oportunidades que ella ofrece para estudiar y