Page 97 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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100 Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis)
Intelectuales, educadores y gobernantes señalaban que el indio,
la “raza indígena”, más que necesitar una educación superior, ne-
cesitaba una educación elemental (saber leer y escribir en idioma
español) que le permitiera adquirir los conocimientos fundamen-
tales de la cultura y civilización del país.
Durante el primer gobierno de Ismael Montes se llevaron a
cabo una serie de promulgaciones jurídicas con el objeto de incor-
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porar al indígena: la creación de escuelas campesinas; la remu-
neración a los alfabetizadores (1905); así como el envío de una
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26 Ley del 6 de febrero de 1903, “se dispone la creación de cinco escuelas pro-
vinciales con internado para los campesinos, en el departamento de La Paz”. Faus-
tino Suárez Arnez, Historia de la educación en Bolivia, La Paz, Trabajo, 1973, p. 216.
27 La Ley del 11 de diciembre de 1905 remuneraba pecuniariamente con
20 bolivianos por alumno a los particulares que establecieran por su cuenta una
escuela elemental en centros apartados o poblados por indígenas. Es significativo
destacar la influencia de esta ley en uno de los fundadores de la Escuela Indigenal
de Warisata a través del testimonio de su hija: “el diputado Ramón Gonzáles
buscaba más ciudadanos para inscribirlos como electores en las elecciones gene-
rales. Teniendo información de que Avelino Siñani alfabetizaba y desarrollaba
otras actividades educativas, pensó en ellos como probables votantes que lo favo-
recerían. De esa manera buscó entrevistarse con Avelino en Achakachi. En ese
tiempo el campesino analfabeto no tenía derecho al voto, y el diputado le propuso
pagar a cada votante alfabetizado la suma de dos billetes, que por entonces te-
nían mucho valor. Es natural pensar que Avelino debía rechazar inmediatamente
y con firmeza la propuesta indigna del diputado. Sin embargo, Avelino aceptó
provisionalmente la propuesta, y más tarde, luego de consultar y dialogar con
sus hermanos campesinos, la aceptó completamente. […] Mi padre sabía que no
debía aceptar la propuesta, sin embargo la aceptó. Por otra parte sabía que el nú-
mero de los alfabetizados debía aumentar. En realidad él se encontraba ante un
dilema: si no aceptaba perdía una gran oportunidad de estimular educativamente
a más campesinos para que se inicien en la lectura y escritura, y para que los que
estaban aprendiendo aceleren su aprendizaje. Si aceptaba era lógico que muchos
campesinos pondrían más interés para aprender a leer y escribir, porque cobra-
rían por sus firmas y podrían, además, votar por primera vez en una elección.
¿Qué valía más en ese momento? ¿El que hayan muchos alfabetizados o el que
hayan solamente algunos más?”, Tomasa Siñani de Willca, “Breve biografía del
fundador de la ‘escuela-ayllu’, un testimonio escrito sobre Avelino Siñani”, en