Page 103 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
P. 103

EL PRINCIPE   65

      Y si alguien dijera: César con su liberalidad alcanzó el im-
      perio, y muchos otros precisamente por haber sido libera-
      les y considerados como tales, alcanzaron puestos impor-
      tantísimos, respondo: o bien has alcanzado el poder o es-
      tás en vías de alcanzarlo: en el primer caso esta liberalidad
      es perjudicial; en el segundo, es muy necesario ser tenido
      por liberal. Y César era uno de los que quería llegar al prin-
      cipado de Roma; pero si una vez alcanzado, hubiera sobre-
      vivido y no hubiera moderado sus gastos, habría destruido
      aquel imperio. Y si alguien replicase: muchos príncipes te-
      nidos por liberales han hecho grandes cosas con sus ejér-
      citos, le respondo: o el príncipe gasta lo suyo y lo de sus
      súbditos o lo de otros; en el primer caso debe ser parco;
      en el segundo no debe olvidar ninguno de los aspectos de
      la liberalidad. Y el príncipe que va con sus ejércitos que se
      nutre de botines, de saqueos y rescates, administra  lo que
      es de otros, y le es necesaria esta liberalidad; de lo contra-
      rio sus soldados no le seguirían. Y de lo que no es tuyo o
      de tus súbditos se puede ser mucho más espléndido, como
      fueron Ciro, César y Alejandro; porque el gastar lo de los
      demás no te quita reputación, sino que te la aumenta: sólo
      el gastar lo tuyo te perjudica. Y no hay nada que se con-
      suma tanto a sí mismo como la liberalidad: porque mien-
      tras la usas pierdes la facultad de usarla y te conviertes o
      en pobre y despreciable o para huir de la pobreza, en ra-
      paz y odioso. Y de entre todas las cosas de las que un prín-
      cipe debe guardarse está la de ser- digno de desprecio y de
      odio; y la liberalidad te conduce a lo uno y a lo otro. Por
      lo tanto, es más sabio ganarse el nombre de miserable que
      genera una infamia sin odio, que por pretender la fama de
      liberal, verse obligado a incurrir en la de rapaz, que pro-
      duce infamia con odio8.





        8   Se resume aquí muy eficazmente la «moral» del capítulo: mejor la
      fama de avaro, que no acarrea odio, que la de liberal que a la larga no
      puede por menos que acarrearlo.
   98   99   100   101   102   103   104   105   106   107   108