Page 104 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
P. 104
66 NICOLAS MAQU!AVELO
XVII
De crudelitate et pietate; et an sit melius amari
quam timeri, vel e contra 1
Prosiguiendo con las otras cualidades mencionadas, di-
go que todo príncipe debe desear ser tenido por compa-
sivo y no por cruel: no obstante, ha de procurar no ha-
cer mal uso de su compasión César Borja era conside-
2•
rado cruel y sin embargo su crueldad restableció el orden
en la Ro maña, la unificó y la redujo a la paz y a la lealtad
al soberano 3. Si se estudia bien todo esto, se verá que fue
mucho más compasivo que el pueblo florentino, que para
evitar ser tachado de cruel, permitió la destrucción de Pis-
toia Por lo tanto un príncipe no debe preocuparse de la
4•
fama de cruel si con ello mantiene a sus súbditos unidos y
leales s; porque, con poquísimos castigos ejemplares, será
1 De la crueldad y la compasión; y de si es mejor ser amado que te-
mido, o todo lo contrario.
2 La contraposición no es entre «ruelrá e pietá», crueldad y compa-
sión, sino entre «pieth y «pieth, es decir, entre compasión bien enten-
dida o mal entendida. Pensemos en la crueldad bien o mal usadas del ca-
pítulo VIII.
l He aquí una «crueldad», para los que no entienden de política, que
se convierte en «pietá» para los que consideran ·el hecho sin prejuicios
morales. Maquiavelo alude con este ejemplo a la obra de destrucción de
la fuerza feudal emprendida por César en los pocos años en que fue señor
de la Romaña, aprovechada luego muy bien por.julio II, y que en toda la
historiografía posterior, incluso la más negativa a la hora de juzgar a los
Borja, ha sido considerada como ejemplo de buena administración. Véase,
Guicciardini, Storia d'Italia VI, y A. Gramsci, Note su/ Machiavelli, su/la
política e su/lo Stato moderno.
4 Maquiavelo presenta claramente el ejemplo de «crudelta pierosa»,
ya delineado en el capítulo VIII al hablar de los actos de crueldad que de-
ben llevarse a cabo de una sola vez para que luego puedan ser utilizados
en beneficio del pueblo.
5 También en Discorsi, l, 9: «Colui che e violento per guaseare, non
quello che e per racconciare, si debbe riprenderes. La violencia, puede jus-
tificarse tan sólo si contribuye a la creación de la paz y el orden, en be-
neficio del pueblo, es decir de muchos contra pocos.