Page 105 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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EL PRINCIPE 67
más compasivo que aquéllos que, por excesiva clemencia,
dejan prosperar los desórdenes de los que resultan asesi-
natos y rapiñas; porque éstas suelen perjudicar a toda una
comunidad, mientras las ejecuciones ordenadas por el prín-
cipe perjudican tan sólo a los menos 6. Y de entre todos los
príncipes es el nuevo al que les es imposible rehuir la fama
de cruel, porque el estado nuevo está lleno de peligros. Y
Virgilio, en boca de Dido, dice:
Res dura, et regni novitas me talia cogunt
Moliri, et late fines custode tueri 7
No obstante ha de ser circunspecto en el creer y en el
actuar, no temerse a sí mismo y proceder moderadamente
con prudencia y medida, para que el exceso de confianza
no le haga incauto y la excesiva desconfianza no le vuelva
intolerable.
Surge de esto una duda: si es mejor ser amado que te-
mido o viceversa. La respuesta es que convendría ser lo uno
y lo otro; pero como es difícil combinar ambas cosas, es mu-
cho más seguro ser temido que amado cuando se haya de
prescindir de una de las dos. Porque de los hombres, en ge-
neral, se puede decir esto: que son ingratos, volubles, hi-
pócritas, falsos, temerosos del peligro y ávidos de ganan-
cias; y mientras les favoreces, son todo tuyos, te ofrecen su
sangre, sus bienes, la vida e incluso los hijos -como ya
dije antes- mientras no los necesitas; pero, cuando llega
el momento, te dan la espalda Y aquel príncipe que lo ha
8.
6 De nuevo, el concepto de que es más fácil asegurarse de unos pocos,
que de muchos. Russo observó que el término «particulare» aquí usado,
es la contraposición de universalidad y en lugar de traducir por privado,
particular, hay que traducir por «los menos», es decir, el menor, respecto
al mayor número.
7 «La dura necesidad· y la novedad del reino me obligan a adoptar ta-
les medidas y a defender con vasta guardia las fronteras». Eneida, I, ver-
sos 562- 563.
8 Este es uno de los fragmentos más populares del Principe uno de
los raros momentos en los que Maquiavelo, según G. Sasso (en edición
del Príncipe) razona sobre la maldad humana en términos «bassarnente
psicologici», ya que es más frecuente el que nuestro autor atribuya esta