Page 99 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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EL PRINCIPE 61
ocioso en tiempos de paz; sino que con habilidad irá ad-
quiriendo un capital de experiencia del que valerse en mo-
mentos de adversidad para que, cuando cambie la fortuna,
ésta Io encuentre preparado a resistir.
XV
De bis rebus quibus homines et praesertim principes
laudantur aut vituperantur 1
Nos queda ahora por ver cuáles deben ser el compor-
tamiento y gobierno de un príncipe con súbditos y ami-
gos Y como sé que muchos han escrito sobre esto, te-
2•
mo, al escribir yo también sobre ello, ser tenido por pre-
suntuoso, máxime al alejarme, hablando de esta materia,
de los métodos seguidos por los demás. Pero siendo mi in-
tención escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido
más conveniente buscar la verdadera realidad 3 de las cosas
que la simple imaginación de las mismas. Y muchos se han
imaginado repúblicas y principados que nunca se han visto
ni se ha sabido que existieran realmente+; porque hay tan-
ta diferencia de cómo se vive a cómo se debe vivir, que
quien deja lo que se hace por lo que se debería hacer, apren-
de más bien su ruina que su salvación: porque un hombre
1 De aquellas cosas por las que los hombres y especialmente los prín-
cipes son alabados o vituperados.
2 Capítulo fundamental para la comprensión del «método» de Maquia-
velo. Se ha discutido mucho sobre quiénes pueden ser los autores contra
los que el nuestro dirige sus polémicos razonamientos. Evidentemente to-
dos los que él pudo conocer que escribiendo sobre política lo hicieron en
el modo criticado, desde Platón a los tratadistas medievales de regimine
principum.
l «veritá effettuale» en el original. El pesimismo de Maquiavelo pro-
cede más que de una radical desconfianza en el ser humano, de una con-
creta y directa observación de la frecuente actuación del hombre en la his-
toria. De la comprobación de la verdadera realidad.
4 Es difícil precisar a quién se refiere, probablemente piensa en Pla-
tón, pero lo que sí queda claro es su radical oposición a una larga tradi-
ción de pensamiento político teórico de la que quizás se puede exceptuar
tan sólo a Marsilio de Padua.