Page 98 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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      apropiados, guiar a los ejércitos, disponer el orden de ba-
      talla y atacar las ciudades con ventaja.
                       7,
        De Filipómenes  príncipe de los aqueos, se dice, entre
      las otras alabanzas que ha merecido de los historiadores,
      que en tiempos de paz no pensaba en otra cosa que no fue-
      ra el arte de la guerra; y cuando paseaba por el campo con
      sus amigos, a menudo se detenía diciendo: «Si los enemi-
      gos estuviesen en aquella colina y nosotros estuviéramos
      aquí, con nuestro ejército, ¿quién tendría ventaja? ¿Cómo
      podríamos ir a su encuentro manteniendo el orden?; si qui-
      siéramos retirarnos,  ¿qué tendríamos que hacer? Y si fue-
      ran ellos los que se retiraran, ¿cómo deberíamos perseguir-
      les?» Y así, mientras paseaban iba planteándoles todos los
      casos que pueden presentarse a un ejército; escuchaba su
      opinión y exponía la suya corroborándola con argumentos
      de tal manera que, debido a estas continuas especulaciones
      no podía nunca presentársele, estando al mando de sus ejér-
      citos, problema alguno para el cual no tuviera remedio.
        En lo que se refiere al ejercicio de la mente, el príncipe
      debe leer libros de historia y examinar atentamente en ellos
      las acciones de los hombres más sobresalientes; ver cómo
      se han comportado en las guerras, estudiando los motivos
      de sus victorias y de sus derrotas para poder evitar éstas o
      imitar aquéllas; y sobre todo hacer, como ha hecho en el
      pasado más de un hombre eminente: tomar como ejemplo
      a alguien que con anterioridad haya sido alabado y glorifi-
      cado, procurando  seguir de cerca sus gestos y  acciones:
      como se dice de Alejandro Magno, que imitaba a Aquiles;
      César a Alejandro; Escipión a Ciro. Y quien quiera que lea
      la vida de Ciro escrita por Jenofonte, reconocerá después
      en la vida de Escipión hasta qué punto tal imitación le pro-
      porcionó gloria y cómo, en la castidad, afabilidad, humani-
      dad y liberalidad Escipión se adecuaba a todo cuanto Jeno-
      fonte ha dejado escrito de Ciro.
        Así debe proceder todo príncipe sabio, y no estar nunca

        7   Filipómenes (253-183 a. C.) fue líder de la liga Aquea. Según Burd
      Maquiavelo ha romado su ejemplo de Plutarco y en parte de Polibio; Sas-
      so encuentra curioso que, en cambio, no cite Livio, 35, 28.
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