Page 26 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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XXVI    ANA  MARTINEZ  ARANCON

      dos, pues un principado nuevo se pierde con mayor faci-
      lidad.
        Maquiavelo detesta la política que sólo busca vivir al día.
      Para tener éxito, hay que actuar ocupándose no sólo del pre-
      sente, sino también del futuro, intentando evitar en lo posi-
      ble los problemas. Atribuye la grandeza y estabilidad del Im-
      perio romano a su planificación, tan ambiciosa y al mismo
      tiempo can previsora, y está convencido de que los continuos
      fracasos de la república florentina tienen su raíz en que nunca
      ha trazado una línea de.actuación a largo plazo, comando
      en cuenca el mayor número posible de factores.
        Según esto, y aunque «el deseo de adquirir es, verdadera-
                                         17,
      mente, algo muy natural y ordinario»  un príncipe debe-
      rá pensar en el porvenir anees de adquirir nuevos estados,
      pues no hay mayor error que empeñarse en hacerlo cuando
      no se tienen las suficientes fuerzas y posibilidades. Y por mu-
      chos ejércitos que se pongan en campaña, nunca se logrará
      entrar en una provincia con éxito si no se cuenca con el favor
      de algún sector de sus habitantes.
        Un estado nuevo se adquiere por la fuerza o por la astu-
      cia, aunque el medio más seguro es una combinación de am-
      bas. Los métodos difieren según las propias características del
      país que se quiere anexionar, pues, si éste está muy unido,
      el atacante tendrá que depender exclusivamente de sus pro-
      pias fuerzas, mientras que, en el supuesto contrario, puede
      hacer que actúe a su favor la desorganización del otro.
        Un caso especial de nuevo príncipe es el de aquellos que,
      habiendo nacido ciudadanos particulares, se hacen con el po-
      der supremo. Esta es una meca difícil, pero puede alcanzar-
      se por muchos caminos.
        El primero es el de aquellos que llegan a príncipes gracias
      a sus dotes personales. Necesitan, es cierto, encontrar una
      ocasión propicia, sin la que su talento se hubiera sepultado
      en el olvido, pero la ocasión por sí sola, sin sus excelentes
      cualidades, no hubiera podido alzarlos. Quienes adquieren
      así el principado, gracias a su virtu, encuentran al principio



        17  N.  Maquiavelo,  El príncipe, cap.  3. p.  14.
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