Page 60 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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22 NIGOLAS MAQUIAVELO
siempre por vías ya batidas por otros, y procediendo en
sus acciones por imitación (aunque a menudo no es posi-
ble seguir del todo los caminos de los demás, ni llegar a
alcanzar la virtud de aquellos a quienes imitas), el hombre
prudente debe intentar siempre seguir los caminos recorri-
dos antes por los grandes hombres; e imitar a aquellos que
han sobresalido de manera extraordinaria sobre los demás,
para que aun cuando su virtud no alcance la de éstos, se im-
pregne, al menos un poco, en ella; y debe hacer como los
arqueros prudentes, que cuando el lugar que quieren alcan-
zar les parece demasiado alejado, conociendo además hasta
dónde llega la potencia de su arco, ponen el punto de mira
muy por encima del lugar de destino, no para alcanzar con
su flecha tanta altura, sino para poder, con la ayuda de tan
alta mira, llegar al lugar que se hayan propuesto.
Digo, pues, que en los principados totalmente nuevos,
en los que haya un príncipe nuevo, a la hora de conservar-
los las dificultades son mayores o menores según sea el que
los adquiere más o menos virtuoso. Y dado que el hecho
de pasar de privado a príncipe presupone o virtud o for-
tuna, parece que o la una o la otra de estas dos cosas mi-
tigue, en parte, muchas de estas dificultades; no obstante,
quien menos ha confiado en la fortuna, se ha mantenido
mejor. Genera aún más facilidades el hecho de que el prín-
cipe se vea obligado, al no tener otro estado, a ir personal-
mente a vivir allí. Pero, para hablar de aquellos qué llega-
ron a príncipes por propia virtud y no por fortuna", digo
que los más excelentes son Moisés, Ciro, Rómulo, Teseo y
otros parecidos a ellos. Y aunque de Moisés no se pueda
hablar, ya que fue mero ejecutor de las cosas que le eran
mandadas por Dios 4, no obstante ha de ser mencionado
aunque sólo sea por aquella gracia que lo hacía digno de
hablar con Dios. Consideremos, sin embargo, a Ciro, y a
l Conforme al título del capítulo se trata de hablar ahora de los prín-
cipes que llegaron al principado gracias a su virtud.
4 Hay quien ve en este ejemplo una cierta ironía hacia los que, como
Savonarola, creen seguir los mandatos de Dios. Lo que queda claro es que
Maquiavelo ve en Moisés no un hombre virtuoso porque fue amado por
Dios, sin» que precisamenre fue amado por Dios por ser virtuoso.