Page 67 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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EL PRINCIPE   29

      militares o de gobierno, de manera que en pocos meses el
      afecto que tenían a sus partidos se extinguió y todos se pu-
      sieron Je su parte. Luego, esperó la ocasión de destruir a
      los cabecillas del bando de los Orsini, habiendo ya disper-
      sado a los de los Colonna; se le presentó  una buena oca-
      sión y él la aprovechó mejor cuando los Orsini, tarde ya,
      dándose cuenta de que la grandeza del duque y de la Iglesia
      representaban  su ruina, celebraron una dieta en la Magio-
      ne, en territorio de Perusa; de ahí nacieron la rebelión de
      Urbino, los tumultos de la Romaña y una infinidad de pe-
      ligros para el duque que los superó codos con la ayuda de
      los franceses. Y, recobrado el prestigio, no fiándose ni de
      Francia ni de otras fuerzas ajenas para no tener que po-
      nerlas a prueba, recurrió al engaño. Y supo disimular can
      bien sus intenciones, que los mismos Orsini se reconcilia-
      ron con él por medio del señor Paulo, con el que el duque,
      queriendo ganar su confianza, desplegó coda clase de gen-
      tilezas dándole dinero, vestidos y caballos; hasta cal punto,
      que su ingenuidad les hizo caer en Sinigalia en manos del
      duque. Exterminados,  pues, estos cabecillas y convertidos
      sus partidarios en amigos suyos, el duque había puesto unos
      cimientos bastante buenos a su poder al tener toda la Ro-
      maña con el ducado de U rbino y pareciéndole, sobre todo,
      haberse ganado la adhesión de la Romaña y de todos aque-
      llos pueblos que empezaban ahora a gustar su bienestar  10•
        Y como esca parte es digna de noticia y de ser imitada
      por otros, no quiero olvidarla. Tan pronto como tuvo el du-
      que la Romaña, y encontrándola gobernada por señores im-
      potentes que en lugar de gobernar a sus súbditos más bien
      les habían expoliado y dado motivos de desunión que de
      unión (hasta el punto que aquella provincia estaba llena
      de latrocinios, peleas y toda clase de insolencias), juzgó ne-
      cesario darle un buen gobierno si quería pacificarla y redu-
      cirla a la obediencia del brazo regio. Por eso puso al frente
      de la Romaña a Ramiro de Orco, hombre cruel y expedi-
      tivo, al que dio plena y absoluta potestad.  Éste, en poco

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         Maquiavelo  habla  muy a menudo  de la importancia del favor popu-
     lar. Ver Príncipe,  XI y XIX,  Discursos,  I, 16.
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