Page 131 - El fin de la infancia
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ponernos  orgullosos?  Quizá  los  superseñores  han  planeado  un  gran  futuro  para
           nuestro hijo.
               Estaba  hablando  para  tranquilizar  a  Jean,  lo  sabía.  No  se  sentía  muy  inquieto,

           pero sí un poco desconcertado. Y de pronto otro pensamiento cayó sobre él, algo que
           podía habérsele ocurrido antes. Volvió los ojos hacia el cuarto de los niños.
               —Me pregunto si sólo andarán detrás de Jeff —dijo.

               A  su  debido  tiempo  el  inspector  presentó  su  informe.  Los  isleños  le  habían
           proporcionado gran cantidad de material. Todas las estadísticas y registros fueron a
           parar  a  la  insaciable  memoria  de  las  grandes  máquinas  calculadoras,  parte  de  los

           poderes invisibles que sostenían a Karellen. Aún antes que esas impersonales mentes
           eléctricas hubiesen sacado sus conclusiones, el inspector dio sus propios consejos.
           Expresados  con  los  pensamientos  y  el  lenguaje  de  la  raza  humana  se  hubiesen

           presentado así:





               —No tenemos por qué intervenir en la colonia. Es un experimento interesante,
           pero que no puede afectar el futuro. Sus esfuerzos artísticos no nos conciernen, y no
           hay pruebas de que la investigación científica siga un camino peligroso.

               »De  acuerdo  con  nuestros  planes,  estudié  con  gran  curiosidad  los  registros
           escolares  del  sujeto  Cero.  Las  estadísticas  que  más  nos  interesan  figuran  en  esos
           registros,  pero  no  he  podido  encontrar  indicio  alguno  de  desarrollos  insólitos.

           Aunque, como ya sabemos, estas eclosiones suelen producirse sin previo aviso.
               —Me  encontré  también  con  el  padre  del  sujeto  y  tuve  la  impresión  de  que
           deseaba hablarme. Por suerte pude evitarlo. Es indudable que algo sospecha, aunque,

           naturalmente, nunca podrá adivinar la verdad, ni afectar de ningún modo el desarrollo
           de los acontecimientos.
               »Siento cada vez más lástima por toda esta gente.

               George Greggson hubiese estado de acuerdo con el veredicto del inspector. No
           había nada anormal en Jeff. Sólo aquel desconcertante incidente, tan sorpresivo como
           un trueno aislado en un día de calma perfecta. Y después... nada.





               Jeff  tenía  la  energía  y  la  curiosidad  propias  de  un  niño  de  siete  años.  Era

           inteligente  —cuando  se  molestaba  en  serlo—,  pero  no  había  peligro  de  que  se
           convirtiese en un genio precoz. A veces, pensaba Jean con un poco de cansancio, se
           ajustaba  perfectamente  a  la  clásica  definición  de  un  niño:  "un  ruido  rodeado  de

           suciedad". Aunque no era muy fácil darse cuenta de la suciedad; ésta se acumulaba
           en forma considerable confundiéndosele con el color tostado de la piel.
               Jeff se mostraba alternativamente cariñoso y de mal humor, reservado y efusivo.

           No tenía preferencia por ninguno de sus padres, y la llegada de su hermanita no había


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