Page 146 - El fin de la infancia
P. 146
los cristales alrededor del núcleo en una solución saturada. Los adultos no son
afectados; el molde de sus mentes es inalterable.
»Dentro de unos pocos años habrá pasado todo, y la raza humana se habrá
dividido en dos. Este mundo que conocéis ya no puede volver atrás, y ya no tiene
tampoco futuro. Han terminado los sueños y las esperanzas de vuestra raza. Habéis
dado origen a vuestros sucesores, y vuestra tragedia consiste en que nunca podréis
entenderlos, que nunca podréis comunicaros con sus mentes. En realidad no tendrán
mentes. Serán, todos, una simple entidad, como vosotros sois las sumas de miríadas
de células. Pensaréis que no son seres humanos, y tendréis razón.
»Dentro de una pocas horas se habrá producido la crisis. Mi tarea y mi deber es
cuidar a aquellos por los que he venido. A pesar de sus nacientes poderes podrían ser
destruidos por las multitudes... sí, y aun por los padres cuando estos comprendan la
verdad. Debo llevármelos y aislarlos, para su protección, y la vuestra. Mañana
nuestras naves comenzarán la evacuación. No os acusaré si tratáis de intervenir, pero
todo será inútil. Esos poderes que ahora están despertando son mayores que los míos;
yo sólo soy su instrumento.
»Y luego, ¿qué haré con vosotros, los sobrevivientes, cuando haya concluido
nuestra tarea? Sería lo más simple, y quizá también lo más misericordioso, destruiros,
como vosotros mismos destruiríais un cachorro al que queréis mucho y que ha sufrido
una herida mortal. Pero no haré eso. Podréis elegir vuestro futuro en los pocos años
que os quedan. Tengo la esperanza de que la humanidad se encaminará a la paz, hacia
su descanso, con la idea de que no ha vivido inútilmente. Lo que habéis traído al
mundo es algo terriblemente extraño que no comparte vuestros deseos y esperanzas,
que puede juzgar vuestras más grandes hazañas como juguetes infantiles. Sin
embargo es algo maravilloso, y es obra vuestra.
»Cuando vuestra raza esté totalmente olvidada, una parte de vosotros seguirá
existiendo. No nos condenéis, entonces, por lo que estamos obligados a hacer. Y
recordad: siempre os envidiaremos.
www.lectulandia.com - Página 146