Page 149 - El fin de la infancia
P. 149
Ha abandonado sus juguetes, pensó George, pero nosotros no los dejaremos
nunca. Pensó en los hijos de los faraones, enterrados hacía quince mil años con sus
abalorios y sus muñecas. Así sería otra vez. Nadie, se dijo a sí mismo, volverá a amar
nuestros tesoros.
Jean se volvió lentamente y puso la cabeza en el hombro de su marido. George la
tomó por la cintura y el amor que había sentido en otro tiempo volvió a él, débil, pero
claro, como el eco de una distante cadena de montañas. Ya no había por qué decir que
Jean había sido la causa de todo, y George sintió un remordimiento que se debía no
tanto a sus engaños como a su pasada indiferencia. Jean dijo entonces en voz baja:
—Adiós, querido mío —y se abrazó a George.
George no tuvo tiempo para contestar, pero aún en ese último instante se sintió
brevemente asombrado mientras se preguntaba cómo había sabido Jean que había
llegado el momento.
En lo profundo de las rocas, allá abajo, los segmentos de uranio comenzaron a
moverse buscando la unión que nunca alcanzarían.
Y la isla subió al encuentro del alba.
www.lectulandia.com - Página 149