Page 121 - Crepusculo 1
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—Di un paseo con un amigo.
—Un buen coche —comentó con admiración—, aunque no reconocí al conductor. Creía
conocer a la mayoría de los chicos de por aquí.
Asentí sin comprometerme ni alzar los ojos mientras daba la vuelta a los sandwiches.
—Papá parecía conocerle de alguna parte.
—Jacob, ¿me puedes pasar algunos platos? Están en el armario de encima del fregadero.
—Claro.
Tomó los platos en silencio. Esperaba que dejara el asunto.
— ¿Quién es? —preguntó mientras situaba dos platos sobre la encimera, cerca de mí.
Suspiré derrotada.
—Edward Cullen.
Para mi sorpresa, rompió a reír. Alcé la vista hacia él, que parecía un poco avergonzado.
—Entonces, supongo que eso lo explica todo —comentó—. Me preguntaba por qué
papá se comportaba de un modo tan extraño.
—Es cierto —simulé una expresión inocente—. No le gustan los Cullen.
—Viejo supersticioso —murmuró en un susurro.
—No crees que se lo vaya a decir a Charlie, ¿verdad? —no pude evitar el preguntárselo.
Las palabras, pronunciadas en voz baja, salieron precipitadamente de mis labios.
—Lo dudo —respondió finalmente—. Creo que Charlie le soltó una buena reprimenda
la última vez, y desde entonces no han hablado mucho. Me parece que esta noche es una
especie de reencuentro, por lo que no creo que papá lo vuelva a mencionar.
—Ah —dije, intentando parecer indiferente.
Me quedé en el cuarto de estar después de llevarle a Charlie la cena, fingiendo ver el
partido mientras Jacob charlaba conmigo; pero, en realidad, estaba escuchando la
conversación de los dos hombres, atenta a cualquier indicio de algo sospechoso y buscando la
forma de detener a Billy llegado el momento.
Fue una larga noche. Tenía muchos deberes sin hacer, pero temía dejar a Billy a solas
con Charlie. Finalmente, el partido terminó.
— ¿Vais a regresar pronto tus amigos y tú a la playa? —preguntó Jacob mientras
empujaba la silla de su padre fuera del umbral.
—No estoy segura —contesté con evasivas.
—Ha sido divertido, Charlie ——dijo Billy.
—Acércate a ver el próximo partido —le animó Charlie.
—Seguro, seguro —dijo Billy—. Aquí estaremos. Que paséis una buena noche —sus
ojos me enfocaron y su sonrisa desapareció al agregar con gesto serio—: Cuídate, Bella.
—Gracias —musité desviando la mirada.
Me dirigí hacia las escaleras mientras Charlie se despedía con la mano desde la entrada.
—Aguarda, Bella —me pidió.
Me encogí. ¿Le había dicho Billy algo antes de que me reuniera con ellos en el cuarto
de estar?
Pero Charlie aún seguía relajado y sonriente a causa de la inesperada visita.
—No he tenido ocasión de hablar contigo esta noche. ¿Qué tal te ha ido el día?
—Bien —vacilé, con un pie en el primer escalón, en busca de detalles que pudiera
compartir con él sin comprometerme—. Mi equipo de bádminton ganó los cuatro partidos.
— ¡Vaya! No sabía que supieras jugar al bádminton.
—Bueno, lo cierto es que no, pero mi compañero es realmente bueno —admití.
— ¿Quién es? —inquirió en señal de interés.
—Eh... Mike Newton —le revelé a regañadientes.
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