Page 227 - Crepusculo 1
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corriente, no había nada destacable en sus facciones ni en su cuerpo, salvo la piel pálida y los
ojos ojerosos a los que ya me había acostumbrado. Vestía una camiseta azul claro de manga
larga y unos vaqueros desgastados.
—Supongo que ahora vas a decirme que tu novio te vengará —aventuró casi
esperanzado, o eso me pareció.
—No, no lo creo. De hecho, le he pedido que no lo haga.
— ¿Y qué te ha contestado?
—No lo sé —resultaba extrañamente sencillo conversar con un cazador tan gentil—. Le
dejé una carta.
— ¿Una carta? ¡Qué romántico! —la voz se endureció un poco cuando añadió un punto
de sarcasmo al tono educado—. ¿Y crees que te hará caso?
—Eso espero.
—Humm. Bueno, en tal caso, tenemos expectativas distintas. Como ves, esto ha sido
demasiado fácil, demasiado rápido. Para serte sincero, me siento decepcionado. Esperaba un
desafío mucho mayor. Y después de todo, sólo he necesitado un poco de suerte.
Esperé en silencio.
—Hice que Victoria averiguara más cosas sobre ti cuando no consiguió atrapar a tu
padre. Carecía de sentido darte caza por todo el planeta cuando podía esperar cómodamente
en un lugar de mi elección. Por eso, después de hablar con Victoria, decidí venir a Phoenix
para hacer una visita a tu madre. Te había oído decir que regresabas a casa. Al principio, ni se
me ocurrió que lo dijeras en serio, pero luego lo estuve pensando. ¡Qué predecibles sois los
humanos! Os gusta estar en un entorno conocido, en algún lugar que os infunda seguridad.
¿Acaso no sería una estratagema perfecta que si te persiguiéramos acudieras al último lugar
en el que deberías estar, es decir, a donde habías dicho que ibas a ir?
»Pero claro, no estaba seguro, sólo era una corazonada. Habitualmente las suelo tener
sobre las presas que cazo, un sexto sentido, por llamarlo así. Escuché tu mensaje cuando entré
a casa de tu madre, pero claro, no podía estar seguro del lugar desde el que llamabas. Era útil
tener tu número, pero por lo que yo sabía, lo mismo podías estar en la Antártida; y el truco no
funcionaría a menos que estuvieras cerca.
«Entonces, tu novio toma un avión a Phoenix. Victoria lo estaba vigilando,
naturalmente; no podía actuar solo en un juego con tantos jugadores. Y así fue como me
confirmaron lo que yo barruntaba, que te encontrabas aquí. Ya estaba preparado; había visto
tus enternecedores vídeos familiares, por lo que sólo era cuestión de marcarse el farol.
«Demasiado fácil, como ves. En realidad, nada que esté a mi altura. En fin, espero que
te equivoques con tu novio. Se llama Edward, ¿verdad?
No contesté. La sensación de valentía me abandonaba por momentos. Me di cuenta de
que estaba a punto de terminar de regodearse en su victoria. Aunque, de todos modos, ya me
daba igual. No había ninguna gloria para él en abatirme a mí, una débil humana.
— ¿Te molestaría mucho que también yo le dejara una cartita a tu Edward?
Dio un paso atrás y pulsó algo en una videocámara del tamaño de la palma de la mano,
equilibrada cuidadosamente en lo alto del aparato de música. Una diminuta luz roja indicó
que ya estaba grabando. La ajustó un par de veces, ampliando el encuadre. Lo miré
horrorizada.
—Lo siento, pero dudo de que se vaya a resistir a darme caza después de que vea esto.
Y no quiero que se pierda nada. Todo esto es por él, claro. Tú simplemente eres una humana,
que, desafortunadamente, estaba en el sitio equivocado y en el momento equivocado, y podría
añadir también, que en compañía de la gente equivocada.
Dio un paso hacia mí, sonriendo.
—Antes de que empecemos...
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