Page 79 - Crepusculo 1
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La elección de los vestidos no fue larga, pero ambas encontraron unos cuantos que
probarse. Me senté en una silla baja dentro del probador, junto a los tres paneles del espejo,
intentando controlar mi rabia.
Jess se mostraba indecisa entre dos. Uno era un modelo sencillo, largo y sin tirantes; el
otro, un vestido de color azul, con tirantes finos, que le llegaba hasta la rodilla. Angela eligió
un vestido color rosa claro cuyos pliegues realzaban su alta figura y resaltaban los tonos
dorados de su pelo castaño claro. Las felicité a ambas con profusión y las ayudé a colocar en
las perchas los modelos descartados.
Nos dirigimos a por los zapatos y otros complementos. Me limité a observar y criticar
mientras ellas se probaban varios pares, porque, aunque necesitaba unos zapatos nuevos, no
estaba de humor para comprarme nada. La tarde noche de chicas siguió a la estela de mi
enfado con Tyler, que poco a poco fue dejando espacio a la melancolía.
— ¿Angela? —comencé titubeante mientras ella intentaba calzarse un par de zapatos
rosas con tacones y tiras. Estaba alborozada de tener una cita con un chico lo bastante alto
como para poder llevar tacones. Jessica se había dirigido hacia el mostrador de la joyería y
estábamos las dos solas.
Extendió la pierna y torció el tobillo para conseguir la mejor vista posible del zapato.
Me acobardé y dije:
—Me gustan.
—Creo que me los voy a llevar, aunque sólo van a hacer juego con este vestido —
musitó.
—Venga, adelante. Están en venta —la animé.
Ella sonrió mientras volvía a colocar la tapa de una caja que contenía unos zapatos de
color blanco y aspecto más práctico. Lo intenté otra vez.
—Esto... Angela... —la aludida alzó los ojos con curiosidad.
— ¿Es normal que los Cullen falten mucho a clase?
Mantuvo los ojos fijos en los zapatos. Fracasé miserablemente en mi intento de parecer
indiferente.
—Sí, cuando el tiempo es bueno agarran las mochilas y se van de excursión varios días,
incluso el doctor —me contestó en voz baja y sin dejar de mirar a los zapatos—. Les encanta
vivir al aire libre.
No me formuló ni una pregunta en lugar de las miles que hubiera provocado la mía en
los labios de Jessica. Angela estaba empezando a caerme realmente bien.
—Vaya.
Zanjé el tema cuando Jessica regresó para mostrarnos un diamante de imitación que
había encontrado en la joyería a juego con sus zapatos plateados.
Habíamos planeado ir a cenar a un pequeño restaurante italiano junto al paseo marítimo,
pero la compra de la ropa nos había llevado menos tiempo del esperado. Jess y Angela fueron
a dejar las compras en el coche y entonces bajamos dando un paseo hacia la bahía. Les dije
que me reuniría con ellas en el restaurante en una hora, ya que quería buscar una librería.
Ambas se mostraron deseosas de acompañarme, pero las animé a que se divirtieran.
Ignoraban lo mucho que me podía abstraer cuando estaba rodeada de libros, era algo que
prefería hacer sola. Se alejaron del coche charlando animadamente y yo me encaminé en la
dirección indicada por Jess.
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