Page 91 - Crepusculo 1
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TEORIA
— ¿Puedo hacerte sólo una pregunta más? —imploré mientras aceleraba a toda
velocidad por la calle desierta. No parecía prestar atención alguna a la carretera.
Suspiró.
—Una —aceptó. Frunció los labios, que se convirtieron en una línea llena de recelo.
—Bueno... Dijiste que sabías que no había entrado en la librería y que me había dirigido
hacia el sur. Sólo me preguntaba cómo lo sabías.
Desvió la vista a propósito.
—Pensaba que habíamos pasado la etapa de las evasivas —refunfuñé.
Casi sonrió.
—De acuerdo. Seguí tu olor —miraba a la carretera, lo cual me dio tiempo para
recobrar la compostura. No podía admitir que ésa fuera una respuesta aceptable, pero la
clasifiqué cuidadosamente para estudiarla más adelante. Intenté retomar el hilo de la
conversación. Tampoco estaba dispuesta a dejarle terminar ahí, no ahora que al fin me estaba
explicando cosas.
—Aún no has respondido a la primera de mis preguntas —dije para ganar tiempo.
Me miró con desaprobación.
— ¿Cuál?
— ¿Cómo funciona lo de leer mentes? ¿Puedes leer la mente de cualquiera en cualquier
parte? ¿Cómo lo haces? ¿Puede hacerlo el resto de tu familia...?
Me sentí estúpida al pedir una aclaración sobre una fantasía.
—Has hecho más de una pregunta —puntualizó. Me limité a entrecruzar los dedos y
esperar—. Sólo yo tengo esa facultad, y no puedo oír a cualquiera en cualquier parte. Debo
estar bastante cerca. Cuanto más familiar me resulta esa «voz», más lejos soy capaz de oírla,
pero aun así, no más de unos pocos kilómetros —hizo una pausa con gesto meditabundo—.
Se parece un poco a un enorme hall repleto de personas que hablan todas a la vez. Sólo es un
zumbido, un bisbiseo de voces al fondo, hasta que localizo una voz, y entonces está claro lo
que piensan... La mayor parte del tiempo no los escucho, ya que puede llegar a distraer
demasiado y así es más fácil parecer normal—frunció el ceño al pronunciar la palabra—, y no
responder a los pensamientos de alguien antes de que los haya expresado con palabras
Me miró con ojos enigmáticos.
— ¿Por qué crees que no puedes «oírme»? —pregunté con curiosidad.
—No lo sé —murmuró—. Mi única suposición es que tal vez tu mente funcione de
forma diferente a la de los demás. Es como si tus pensamientos fluyeran en onda media y yo
sólo captase los de frecuencia modulada.
Me sonrió, repentinamente divertido.
— ¿Mi mente no funciona bien? ¿Soy un bicho raro?
Esas palabras me preocuparon más de lo previsto, probablemente porque había dado en
la diana. Siempre lo había sospechado, y me avergonzaba tener la confirmación.
—Yo oigo voces en la cabeza y es a ti a quien le preocupa ser un bicho raro —se rió—.
No te inquietes, es sólo una teoría. .. —su rostro se tensó—. Y eso nos trae de vuelta a ti.
Suspiré. ¿Cómo empezar?
—Pensaba que habíamos pasado la etapa de las evasivas —me recordó con dulzura.
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