Page 63 - El Alquimista
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El extraño finalmente retiró la espada de la cabeza. El muchacho sintió
cierto alivio. Pero no podía huir.
—Cuidado con las adivinaciones —le advirtió el extraño—. Cuando las
cosas están escritas, no hay manera de evitarlas.
—Sólo vi un ejército —dijo el muchacho—. No vi el resultado de la
batalla.
Al caballero pareció complacerle la respuesta. Pero mantenía la espada en
la mano.
—¿Qué es lo que haces, extranjero en una tierra extranjera?
—Busco mi Leyenda Personal. Algo que tú no entenderás nunca.
El caballero envainó su espada y el halcón en su hombro dio un grito
extraño. El muchacho empezó a tranquilizarse.
—Tenía que poner a prueba tu valor —dijo el extraño—. El coraje es el
don más importante para quien busca el Lenguaje del Mundo.
El muchacho se sorprendió. Aquel hombre hablaba de cosas que poca
gente conocía.
—Es necesario no claudicar nunca, aun habiendo llegado tan lejos —
continuó—. Es necesario amar el desierto, pero jamás confiar enteramente en
él. Porque el desierto es una prueba para todos los hombres; cada paso es una
prueba, y mata a quien se distrae.
Sus palabras le recordaban a las palabras del viejo rey.
—Si llegan los guerreros, y tu cabeza aún está sobre los hombros después
de la puesta de sol, búscame —dijo el extraño.
La misma mano que había empuñado la espada empuñó un látigo. El
caballo se empinó nuevamente levantando una nube de polvo.
—¿Dónde vives? —gritó el chico mientras el caballero se alejaba.
La mano con el látigo señaló hacia el sur.
El muchacho había encontrado al Alquimista.
A la mañana siguiente había dos mil hombres armados entre las palmeras
de al—Fayum. Antes de que el sol llegase a lo alto del cielo, quinientos
guerreros aparecieron en el horizonte. Los jinetes entraron en el oasis por la
parte norte; parecía una expedición de paz, pero llevaban armas escondidas en
sus mantos blancos. Cuando llegaron cerca de la gran tienda que quedaba en el
centro de al—Fayum, sacaron las cimitarras y las espingardas. Pero lo único
que atacaron fue una tienda vacía.