Page 75 - El Alquimista
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el corazón se apretase en su pecho y diese la señal de alarma. Y le juró que
siempre que escuchase esta señal, también lo seguiría.
Aquella noche conversó sobre todo esto con el Alquimista. Y el Alquimista
entendió que el corazón del muchacho había vuelto al Alma del Mundo.
—¿Qué debo hacer ahora? —preguntó el chico.
—Sigue en dirección a las Pirámides —dijo el Alquimista—. Y continúa
atento a las señales. Tu corazón ya es capaz de mostrarte el tesoro.
—¿Era esto lo que me faltaba saber?
—No —repuso el Alquimista—. Lo que te falta saber es lo siguiente:
»Siempre, antes de realizar un sueño, el Alma del Mundo decide
comprobar todo aquello que se aprendió durante el camino. Hace esto no
porque sea mala, sino para que podamos, junto con nuestro sueño, conquistar
también las lecciones que aprendimos mientras íbamos hacia él. Es el
momento en el que la mayor parte de las personas desiste. Es lo que llamamos,
en el lenguaje del desierto, morir de sed cuando las palmeras ya aparecieron en
el horizonte.
»Una búsqueda comienza siempre con la Suerte del Principiante. Y
termina siempre con la Prueba del Conquistador.
El muchacho se acordó de un viejo proverbio de su tierra. Decía que la
hora más oscura era la que venía antes del nacimiento del sol.
Al día siguiente apareció la primera señal concreta de peligro. Tres
guerreros se aproximaron y les preguntaron qué estaban haciendo por allí.
—Vine a cazar con mi halcón —repuso el Alquimista.
—Tenemos que registrarlos para comprobar que no llevan armas —dijo
uno de los guerreros.
El Alquimista desmontó con calma de su caballo. El chico hizo lo mismo.
—¿Para qué llevas tanto dinero? —preguntó el guerrero cuando vio la
bolsa del muchacho.
—Para llegar a Egipto —respondió él.
El guarda que estaba registrando al Alquimista encontró un pequeño frasco
de cristal lleno de líquido y un huevo de vidrio amarillento, poco mayor que
un huevo de gallina.
—¿Qué es todo esto? —inquirió.
—Es la Piedra Filosofal y el Elixir de la Larga Vida. Es la Gran Obra de
los Alquimistas. Quien tome este elixir jamás caerá enfermo, y una partícula