Page 242 - veinte mil leguas de viaje submarino
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Pienso lo mismo que el amigo Ned  dijo Conseil  y aguardo la respuesta del señor.

                   Pues el señor os responde, amigos míos, que las ballenas están localizadas, según sus
                  especies, en algunos mares que no abandonan. Si uno de estos animales ha pasado del
                  estre-cho de Bering al de Davis es, simplemente, porque debe existir un paso de un mar a
                  otro, ya sea por las costas de América o por las de Asia.

                   ¿Hay que creerle?  dijo el canadiense, a la vez que cerra-ba un ojo.

                   Hay que creer al señor  sentenció Conseil.

                   Así, pues -dijo el canadiense , como nunca he pescado en estos parajes no conozco las
                  ballenas que los habitan, ¿no es así?

                   Así es, Ned.

                   Pues razón de más para conocerlas  dijo Conseil.

                   ¡Miren! ¡Miren!  gritó el canadiense, con una voz con-movida . ¡Se acerca! ¡Viene
                  hacia nosotros! ¡Me está desa-fiando! ¡Sabe que no puedo nada contra ella!

                  Ned golpeaba la plataforma con el pie y su brazo se agita-ba blandiendo un arpón
                  imaginario.

                   ¿Son tan grandes estos cetáceos como los de los mares boreales?

                   Casi, casi, Ned.

                   Es que yo he visto ballenas muy grandes, señor, ballenas que medían hasta cien pies de
                  longitud. Y he oído decir que la hullamock y la umgallick de las islas Aleutianas
                  sobrepa-san a veces los ciento cincuenta pies.

                   Eso me parece exagerado  respondí . Esos animales no son más que balenópteros,
                  provistos de aletas dorsales, y, al igual que los cachalotes, son generalmente más pequeños
                  que la ballena franca.

                  La mirada del canadiense no se apartaba del océano.

                   ¡Ah! ¡Se acerca, viene hacia el Nautilus!

                  Luego, reanudó la conversación.

                   Habla usted del cachalote como si fuera un pequeño ani-mal. Sin embargo, se ha hablado
                  de cachalotes gigantescos. Son unos cetáceos inteligentes. Algunos, se dice, se cubren de
                  algas y fucos, y se les toma entonces por islotes sobre los que se acampa y se hace fuego...
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